Los altibajos son un clásico de Independiente, pero anoche se notaron más que nunca. Después de un arranque espectacular, con tableros que marcaron 10-22 o 17-35, el "Rojo" se quedó y Boca no dejó pasar la oportunidad, porque finalmente ganó 76-68, por la décima fecha de la segunda fase de la Liga Nacional.
En ese comienzo prometedor, Byron Johnson tuvo un socio extraño en el goleo. Leandro Lauro hizo 8 de los 22 puntos del equipo y al final, fue una mala señal. Los demás no se contagiaron y la historia se empezó a complicar.
El "Xeneize" respondió con un parcial de 12-2 y a partir de ahí, no sólo se metió en partido, sino que además pasó al frente y hasta se escapó en el marcador, a la vuelta de los vestuarios. La categoría de Leo Gutiérrez y un triple del saltense Gustavo Oroná dejaron el marcador 38 iguales. Y a partir de ahí salió otro partido.
Con un mejor trabajo colectivo y a pesar del escaso aporte de sus extranjeros, Boca sacó la primera luz importante al promediar el tercer cuarto (52-42). A esa altura, Independiente dependía de sus reservas, porque fueron Nicolás Romano y Esteban De La Fuente los líderes ofensivos.
Esa brecha de 10 se mantuvo durante un largo rato y fue negocio para el dueño de casa, que controló la pelota en ofensiva, gastó segundos y también ajustó las marcas en su llave.
El "Rojo" fue por la heróica en el último parcial (lo ganó 21-19), pero no alcanzó. Byron-Romano y Esteban conformaron el trío que pudo revertir una historia que se complicó demasiado después del descanso largo. Boca, mientras tanto, hizo la lógica. Cuidó el resultado, Gabriel Piccato movió el banco y así construyó una victoria que lo mantiene en una zona expectante, rumbo al claro objetivo de repetir el título logrado en la 2006/2007.