En enero de 2006 la entonces Fórmula Renault programó una prueba comunitaria en el mítico autódromo porteño "Oscar A. Gálvez". Estuvieron los "pesos pesados" de la división y también las promesas que llegaban del karting. El neuquino Francisco Troncoso asombró con su adaptación.
En su equipo tres pilotos compartieron el mismo auto porque tenían un solo motor. Quedó 12 y su actuación no pasó desapercibida, como tampoco cuando en el mismo "coliseo" porteño largó último y terminó tercero.
Desde entonces, el joven piloto neuquino recorrió un camino ascendente que no conoció de pausas, si bien nunca le sobró presupuesto y la remó para juntar la plata.
Este año fue el de la consolidación de Troncoso. Dejó de ser una promesa de buen piloto para convertirse en una realidad; siendo el primer neuquino que festeja un título en pista y nada menos que en monopostos, que son los verdaderos autos de competición.
La historia de Troncoso (07-02-1991, en Neuquén capital) no es la de los pilotos con generosas billeteras, sino la de los que pelean a fuerza de talento para ganarse un lugar.
Nació y se crió en una familia de clase media. Fue su padre el que le inculcó la pasión por los "fierros". En el karting hizo escuela durante tres años, debutó a los 12 de la mano de Carlos Estévez. Y con los 15 a punto de cumplir, es la edad mínima para conseguir la licencia deportiva de la CDA, se decidió a pegar el salto.
Troncoso asombra con su claridad de conceptos. Cuando habla, parece un piloto con mil batallas encima, y en realidad no llega a las 30 pruebas y no cumplió los 17 años.
Por estos días, "Fran" anda de festejo en festejo, sobre todo después del título que logró en la Fórmula 4 Nacional, de mucho más valor por las condiciones en que lo logró que por la jerarquía de una categoría que nunca reunió la cantidad de participantes esperada.
Después de una racha de cuatro victorias en fila, Troncoso tuvo que dejar el equipo Cassalins por falta de presupuesto y no podía elegir.
En la Fórmula Renault 1.6 tenía contrato firmado. En la otra, un acuerdo entre amigos.
Y cuando parecía que el título iba a quedar en un sueño, el dueño del equipo se decidió a bancarlo, porque para su escudería también era importante ser campeón.
Entonces, con la tranquilidad de tener asegurada su continuidad, el camino al título fue un trámite. Encima, alternó buenas actuaciones en la división mayor, cerrando con un impecable cuarto puesto en el callejero de Punta del Este, donde los errores se pagan contra los paredones.
Troncoso tiene un futuro enorme. Por eso, prefirió poner su campaña en manos de un manager y dedicarse a hacer lo que mejor sabe, que es manejar. Cerró con el GF Motorsports y ahora irá por el título en la Fórmula Renault 1.6, también por alguna prueba en un TC 2000.
"Estoy viviendo algo increíble. Sólo tengo palabras de agradecimiento para los que me bancaron. ¿Si voy a pelear el título en la Fórmula Renault? Ese es el objetivo, pero no me vuelve loco. Hay rivales bravos", aseguró Troncoso.