Si de algo puede estar orgulloso Domingo Perilli es que encontró el plantel a la medida de sus ideas futbolísticas, terminó con el mito de que los chicos del club no ganan campeonatos y con casi el mismo equipo está peleando los primeros puestos del Argentino A. Deportivamente sus campañas al frente del equipo han sido impecables y por eso hay confianza de cara al futuro.En la historia quedará como el técnico con el que Cipolletti encadenó un invicto de 35 partidos como local, que representó 2 años y nueve meses sin conocer la derrota en la "Visera de Cemento".
Su segundo ciclo comenzó en febrero del 2006 y Cipolletti recuperó la localía desde el primer partido que lo tuvo en el banco. Fue empate 2-2 con Independiente Rivadavia. Luego vinieron 27 partidos más, incluido todo el Argentino B y casi toda la primera parte del A. Curiosamente dejó el invicto en el último partido del 2007, ante Rivadavia de Lincoln.
Obsesivo de su trabajo al máximo, estratega como pocos y artesano de cada movimiento de sus jugadores, es habitual ver a "Mingo" en las prácticas encima de sus muchachos dando indicaciones y corrigiendo errores para achicar el margen de error.
Así fue como ideó el albinegro que apabulló a todos sus rivales en el Argentino B y regresó rápido al A para volver a ser protagonista. Sin grandes cantidades de refuerzos, el proceso arrancó con la incertidumbre de saber si el equipo, con la base del torneo anterior, podría competir en una categoría superior. No sólo cumplió con ese mandato sino que estuvo puntero varias fechas y se mantiene en el lote de arriba, como serio candidato a luchar por los dos lugares para la ronda final.
Lejos del egocentrismo, "Mingo", que goza del beneficio de que nunca fue cuestionado por su trabajo, repite cada vez que puede que está "orgulloso de sus jugadores porque no sintieron el cambio de categoría y demostraron que pueden ponerse la camiseta de Cipolletti".
