Al igual que en el inicio del Argentino B, en Cipolletti se apostó por darle el papel principal a jugadores formados en el club y a otros valores de la zona.El resultado fue altamente positivo porque el buen rendimiento futbolístico del equipo en el torneo pasado y la lucha por los primeros puestos en el A demostraron que hay material para que la base del albinegro no tenga que estar siempre compuesta por "foráneos".
Y el encargado de llevar adelante al grupo fue un cuerpo técnico "de la casa" encabezado por Domingo Perilli, el técnico que más tiempo dirigió al equipo en las últimas décadas.
Los más fieles representantes del proceso fueron Raúl Ruiz, Adrián Nahuel, Jorge Cid, Mariano Figueroa, Marcos Carrasco, Julio Ibáñez, Daniel Carou, Bruno Weisser, Leandro Dómini y Hugo Prieto, entre otros.
A ellos se sumaron Roberto Muñoz, Pablo Pérez, el "Loco" Padua y en la última etapa Cristian Martínez y Juan Carlos Flores, dos "viejos conocidos" que regresaron.
Al igual que César Medina, que se acopló al plantel para encarar lo que queda del torneo Argentino A.
La entrega por la camiseta fue recompensada por el público que volvió en gran número a la "Visera".
Y paralelamente al andar futbolístico del equipo, la dirigencia tomó por las riendas un tema tan urticante como es la violencia.
En una medida ejemplar decidió aplicar a rajatabla el derecho de admisión cuando las cosas estaban pasando a mayores y el dirigente Luis Boschi fue agredido por dos barras en el sector de plateas de la cancha de Cruz del Sur.
El trabajo ya está encaminado y la materia prima existe. De ahora en adelante no habrá que descuidar a los chicos que vienen abajo para este proceso no se detenga.