Luciana Aymar tuvo un año inolvidable. El 24 de julio jugó como los dioses, destrozó todos los sistemas defensivos del equipo estadounidenses y de la mano de su categoría Las Leonas se quedaron con la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro. Ese día, pocos supieron que la rosarina salió a la cancha con la rodilla infiltrada, mordiéndose los labios del dolor.
48 horas después de la consagración le diagnosticaron una osteocondrisis y un edema preocupante en la zona. Cuatro meses y medio más tarde la Federación Internacional de Hockey la premió por cuarta vez en su carrera como la mejor jugadora del planeta, un mérito hasta ahí no logrado por nadie. Así de loco fue este 2007 para "Lucha".
Es más, la jugadora de Quilmes todavía no ha vuelto a pisar el césped y recién se habla de su regreso para el Torneo Cuatro Naciones que se disputará del 23 al 27 de enero en Mendoza. Hablando de Aymar siempre se espera mucho. "Si antes hacía diferencia con su velocidad, desde ahora será un avión", se ilusionan en el cuerpo técnico argentino.
"Lucha" tuvo un año con altibajos y su punto más alto fueron los días dorados de Río de Janeiro. A sus 30 años entendió, como siempre en realidad, que debía sacar la cara por el equipo y su exhibición ante Estados Unidos (el partido terminó 4-2) será para guardar en la parte más exclusiva de la videoteca del Hockey.
Aquellos que la rodean siempre resaltaron el profesionalismo y el culto por su cuerpo, al que siempre se rindió. Hasta este año nunca la habían alcanzado las lesiones y por ello, cuando el fantasma de la osteocondrisis le posó las garras, el temor la paralizó.
"Flasheé en que era el final de mi carrera. Cuando vi que en la segunda y en la tercera resonancias la rodilla no mejoraba, dije 'chau, dejo todo y no sigo más, no lucho más'", recuerda Aymar como anécdota maldita, después de recibir el premio a la mejor jugadora del mundo '07.
Ese día, en la tórrida Kuala Lumpur (capital malaya), "Lucha" se transformó en el primer deportista (hombre o mujer) de la historia en obtener el galardón por cuarta vez. Suyo había sido en el 2001, 2004 y 2005. También es la única en haberlo ganado dos años de manera consecutiva.
Es la Maradona del hockey y, como tal, el destino siempre le hace un guiño.
