"Diego muchas veces habla y se repite sobre eso ("Messi es el mejor del mundo..."), pero yo lo único que hago es intentar mejorar, seguir creciendo y aprendiendo para llegar a conseguir mi sueño, que es ser cada día mejor futbolista y ganar muchos títulos con mi club y la selección".
La comparación fluye y cada vez encuentra menos obstáculos. Lionel Messi es uno de esos jugadores que la providencia ha elegido para que la llama de la magia maradoniana se mantenga viva.
Quizá el secreto de Messi resida en que su juego, en esencia, siempre fue el mismo. Sin importale rival ni suelo. Como cuando era la 'Pulga' y jugaba ante pibes que lo doblaban en altura y peso en la cancha de tierra del club municipal Grandoli, en las afueras de Rosario, y era imposible sacarle la pelota.
"A los jugadores los empiezo a ver en el momento antes de salir a la cancha. Durante la semana no pienso en nada de eso. Antes, caliento en el vestuario, no me pongo muy nervioso. No los estudio. ¿Para qué? Siempre juego igual, de la misma manera. A veces noto que me ponen dos jugadores cerca y eso es un reto para mí. Me exige. Me voy contento si el equipo gana", declaró hace poco en una entrevista que le hizo el diario El País.
La "Pulga" juega en el Barcelona y con sólo 20 años se ha transformado en una pieza tan insustituible para el equipo español, que cada vez que deja el primer equipo sea cual fuese el motivo, su ausencia se convierte en un drama catalán.
Así pasó ayer. Messi quedó afuera del clásico ante Real Madrid por lesión, y desde el presidente del "Barça" Joan Laporta hasta sus compañeros, pasando inclusive por sus rivales "merengues", todos lamentaron la falta del "duende" rosarino.
Es que para Messi, el mejor recuerdo del año fue justamente en el clásico del 10 de marzo ante el "merengue", en un duelo en que el equipo catalán siempre fue por debajo en el marcador y acabó empatando (3-3), con un hat-trick del argentino. "Si tengo que buscar el mejor recuerdo del año, se me viene a la mente el partido que pude disputar ante Real Madrid, en el que empatamos 3-3 y me tocó hacer los tres goles", afirmó sin titubear Messi.
Ayer no jugó y el Real Madrid ganó 1-0 en el mismísimo Camp Nou.
Messi ya ha sido campeón con Barcelona donde claro está, es ídolo y figura. Sin embargo, hay una parte vacía de éxitos por la que "Lio" daría todo por llenar: la selección argentina.
El sueño "albiceleste" del rosarino comenzó el 17 de agosto del 2005 cuando el entonces entrenador José Pekerman lo citó para jugar un amistoso ante Hungría en Budapest. Este 2007, para la Copa América de Venezuela, Messi hubiera querido que la deuda de 14 años sin títulos que lleva la selección mayor, pudiera haber sido saldada.
Pero las lágrimas por la final perdida, seguramente darán fuerzas para el desquite. Aún le queda todo el fútbol por delante. El tiempo de revancha llegará. Es parte del rito.
La tradición se mantiene inalterable. Hoy es Lionel Messi, mañana quien sabe. Lo cierto es que siempre alguien levantará la bandera, sea de Fiorito o de Rosario, da igual.
Todos son y serán hijos del mismo fútbol. El nuestro, ni más ni menos.