La rápida adaptación y el posterior rendimiento de Manu Ginóbili fueron vitales para Argentina tenga seis jugadores en la NBA. Fabricio Oberto llegó San Antonio por una recomendación "bahiense", bendecida por Gregg Popovich y facilitada porque el pivote estaba liberado contractualmente.
Su llegada generó interrogantes, pero se metió en el grupo, jugó partidos más que interesantes. Y ya fue campeón. Casi nada.
Andrés Nocioni es el tercero que se ganó la consideración de todos. Se transformó en ídolo total ni más ni menos que en la casa de Jordan y si bien los Bulls no transitan por un buen momento, el "Chapu" ya vivió momentos dulces en Chicago.
En el run run del mercado se lo mencionó como posible jugador de los Lakers, en una operación que involucraría a Kobe Bryant. Está claro que es un jugador de equipo campeón y con su garra se compró a todos.
Escalón abajo, Carlos Delfino. Transita por su cuarto año en la NBA y después de tres en Detroit, llegó a Toronto. No desentonó en los Pistons, pero tuvo técnicos que no le dieron confianza. Ahora, es distinto, bajó a un equipo chico, tiene protagonismo y falta la explosión final.
El que agarró la "posta" en Detroit es Walter Herrmann, quien dejó Charlotte en un canje. En los cuatro primeros partidos no vio acción y los pronósticos indican un "replay de Delfino", con pocos minutos. Sería una lástima, porque el alero ya demostró su calidad.
El más nuevo es un jugadorazo: Luis Scola. Con 20 partidos en Houston, demostró que deja la vida aunque regale centímetros. El héroe argentino del Preolímpico promete hacer historia.
