¿Miguel Russo tiene las horas contadas en Boca?Todo hace pensar que sí. La final del Mundial de Clubes se asomaba como la única chance para asegurar la permanencia del técnico. Y el Milan de Ancelotti no lo perdonó.
"No voy a hablar. Estoy contento con este grupo por lo hecho. No se nos pudo dar, nos duele a todos'', le dijo Russo a los periodistas que lo interrogaron acerca de su futuro.
Mientras tanto, el nuevo presidente de Boca, Pedro Pompilio, dijo que en la semana se reunirá con el entrenador. Luego "la comisión directiva tomará una decisión".
Varias fuentes aseguran que la suerte de Russo está echada. Incluso se barajan algunos nombres para sucederlo, todos con pasado "xeneize".
Dicen que Pompilio tiene tres que lo seducen: Carlos Bianchi, multicampeón con Boca, Diego Cagna, de gran Apertura con el ascendido Tigre, y el ídolo Guillermo Barros Schelotto, que jugó el último semestre en la liga de Estados Unidos y públicamente ha repetido que le encantaría dirigir Boca. Hay un cuarto que suena un poco inverosímil, y es el de Héctor Veira.
"Bianchi no es una mala palabra para Boca'', afirmó Pompilio, en referencia a que el calvo DT pegó un portazo en 2004 peleado con Mauricio Macri. ¿Será apenas una declaración al pasar o habla de lo que tiene pensado hacer el presidente? Pompilio también aclaró que tiene muy claro lo que pretende "para el futuro del club'' y que Boca "está en una etapa de transición''.
La despedida de Russo, que sólo tendría "banca" de Diego Armando Maradona en el seno interno y fuerte, no sería sólo cuestión de resultados.
Sucede que la relación con la directiva está muy desgastada, y sólo se pensaba en una renovación si había vuelta olímpica en Japón. Los directivos están molestos porque el ayudante de campo, Marcelo Trobbiani (quien en los últimos días dijo no entender como a Russo no se le renovaba el contrato después de haber ganado la Copa Libertadores), y el preparador físico, Guillermo Cinquetti, pidieron cobrar los premios por adelantado, antes de viajar.
"La opinión de un ayudante de campo hay que tomarla como tal", ninguneó el directivo José Beraldi a Trobbiani. Y encendió otra bomba.