"No tiro la toalla, pero hay que ser realista (...) Sólo queda esperar un milagro". La frase, al salir, seguramente quemó los labios de Fernando Alonso. El español finalmente se convenció de que la corona que por ahora tiene en su poder, deberá entregarla dentro de muy poco a su 'enemigo íntimo'. Incluso podría ser la semana que viene. Lewis Hamilton está a un paso de convertirse en el nuevo monarca de la Fórmula 1, y ayer dio un pase fundamental al alzarse con el caótico Gran Premio de Japón.

Ya está casi todo definido. El británico aventaja al asturiano por 12 puntos cuando quedan sólo dos competencias para la finalización de la temporada. Si consigue el título se transformará en el primer novato en lograrlo ¿Qué pasará después? El inglés será la máxima estrella McLaren-Mercedes y Alonso deberá buscarse una nueva categoría, porque allí no lo quieren más. La disputa llega atan punto que se habla de que el español ya tendría un preacuerdo para pasar nada menos que a Ferrari.

Lo cierto es que ayer Hamilton volvió a demostrar una enorme capacidad de manejo y sangre fría, en una pista mojada en la que fue realmente difícil andar. Es más, la carrera se largó detrás del auto-insignia y estuvo repleta de colisiones y giros durante las 67 vueltas. En ella el finlandés Heikki Kovalainen (Renault) fue segundo, y su compatriota Kimi Raikkonen (Ferrari) finalizó tercero,

Hamilton, sumergido en una intensa pelea con Alonso, puede coronarse campeón durante el GP de China que se realizará la semana próxima (el último será en Brasil).

En los papeles, Alonso tiene aún chances, pero él mismo confesó que tal faena deberá asemejarse "a un milagro". La fortuna abandonó al español en el circuito Fuji Speedway, cuando su bólido derrapó y se estrelló contra el muro en la 42da vuelta. El auto semidestruido quedó a la mitad de la pista y el español fue ayudado a salir. Entre indignado y desilusionado, se quedó detrás de una valla para ver algunos giros más, antes de abandonar el lugar del accidente. Fue la cuarta victoria de Hamilton en la temporada y empató los triunfos de Alonso y Raikkonen en el año.

"Creo que ésta ha sido para mí la carrera más difícil o una de las más difíciles que he corrido. Las condiciones fueron muy variables'', dijo Hamilton. "Esto mejora mucho mi confianza y mis posibilidades de ser campeón mundial'', se alegró. ¿Qué piensa su 'enemigo íntimo'? Que "sólo un milagro" le arrebatará el triunfo definitivo al británico, un muchacho de 22 años que llegó a la F1 siendo el primer piloto de raza negra y que ahora está a un pasito de la gloria.