Roger Federer es el responsable de que este deporte haya perdido sorpresa y espontaneidad. El helvético consiguió ayer su título 50, y éste número no hace más que evidenciar el panorama de un deporte poco propenso a lo impensado. "El Expreso suizo" es el quinto jugador más joven (apenas tiene 26 años) en llegar a las "Bodas de oro" y el noveno en la era de los Abiertos, que data de 1968.
Su nueva víctima fue el norteamericano James Blake, al que venció en la final del Masters de Cincinnati por 6-1 y 6-4, por séptima vez en la misma cantidad de partidos. Todo es anecdótico en este partido, incluso lo será para el mismísimo número "1" del planeta, al que nada lo conmueve.
El fenómeno Federer es algo tan atípico que desde hace tiempo dejaron de ser noticia sus logros. Sí es novedoso que alguno de sus admiradores, como Djokovic y Guillermo Cañas, consigan robarle un partido.
Posiblemente este "tedio" que encripta al tenis mun
dial se trasladará sólo a las grandes citas. Federer, según el mismo declaró, estaría cansado de los torneos "comunes" de la ATP y habría decidido que su figura sólo aparezca en contadas ocasiones, obviamente que no faltará a los cinco Grand Slam de cada año.
"Estoy bajo presión desde hace cuatro años, de ahora en más no miraré más los puntos. Mis objetivos cambiaron, me preocupa ganar mucho más los grandes torneos, ganar Grand Slam. Lo que necesito ahora es ganar los grandes", había confesado en la antesala a Cincinnati, luego de caer en el último choque de Montreal ante el serbio Djokovic.
¿Será una decisión tomada o apenas una manifestación de deseo? Nadie arriesga una respuesta, porque aunque parezca mentira el suizo es impredecible, como todo ser talentoso.
De todas formas, con 26 años, 50 títulos (entre ellos 11 Grand Slams) y una suculenta cuenta bancaria que sólo en premios por torneos se acerca a los 35 millones de dólares, Roger insiste con que su retiro del tenis profesionales está muy lejos.
Es más, jura que no lo moverán de una cancha hasta los 35 años y que su sueño es disputar los Juegos Olímpicos de Londres 2012, nada menos que en Wimbledon.
Líder máximo del tenis mundial sin interrupción desde febrero de 2004, Federer se consagró cinco veces durante esta temporada (Hamburgo, Dubai, Wimbledon, Australia y Cincinnati). Claro, nada, pero nada lo hace escapar de ese estado de sosiego y contemplación que caracteriza a su personalidad. Ayer le clavó el noveno ace a Blake, cerró el partido, levantó las manos con despreocupación y sólo dijo que el 50 "es un número especial".
Ahora se prepara para el US Open, que arranca el lunes 27 de este mes en Nueva York. Allí buscará su cuarta corona consecutiva. Y la pregunta de todo el mundo es una sola: ¿cómo harán para que no llegue al título 51?
El gran Federer le ganó caminando a Blake y logró su título número 50 en Cincinnati. Ahora va por su cuarta corona al hilo en el US Open.