Juventud, divino tesoro... del fútbol argentino. Las selecciones juveniles albiceleste parecen haber conseguido definitivamente la fórmula para ser los mejores del mundo. El juvenil argentino llegó siete veces a una final del mundo sub 20 y perdió solamente la de México 1983, a manos de Brasil. Esa fue la segunda final que disputó una selección albiceleste después del primer título alcanzado en Japón 1979 con aquel equipo dirigido por César Luis Menotti.
En los '90 apareció José Pekerman para cambiar definitivamente la historia del fútbol juvenil en la Argentina, consolidando una base que iba a empezar su derrotero de éxitos en Qatar 1995, al tomarse debida revancha de Brasil (2-0) en la final.
En Malasia '97 el adversario de la final fue Uruguay. Y como no podía ser de otra manera, alguna vez Argentina tenía que ganar ante su público, y lo consiguió en 2001 al superar en el partido definitorio a Ghana. Allí se completó la trilogía de Pekerman. En Holanda 2005, fue Francisco Ferraro el entrenador, que hizo debut y despedida nada menos que con otro título mundial al superar a Nigeria. Como en 1979, esta vez el rival llegó de Europa: República Checa, como aquella vez fue la Unión Soviética. Con una simetría perfecta: dos europeos, dos africanos y dos sudamericanos.