La historia se repitió y una nueva frustración amargó a la Argentina. Como hace tres años, Brasil fue el verdugo de un seleccionado que parecía campeón antes de entrar a la cancha. El 3 a 0 des
nudó todos los errores de un equipo que en la Copa América se lo conocían sólo virtudes. Y que se retiró de Maracaibo humillado.
Qué sucederá de acá en más es una incógnita. Las tristezas se acumulan y el recuerdo de la última alegría ya es difuso (Copa América '93).
La contracara es un Brasil que llegó silencioso, sin sus figuras, y que se llevó el premio grande. Una costumbre. Doble dolor, por ser el clásico rival. Doble dolor , recordando que en la edición pasada, la de Perú '04, también ganaron la final con un equipo de suplentes.
La respuesta a un partido que no se imaginaba es simple. De un lado, un Brasil asfixiante en la mitad, fuerte y sin fisuras en el fondo y determinante en ataque. Enfrente, una Argentina lenta, dubitativa y con flagrantes, inconcebibles errores en defensa. El equipo de Basile naufragó en lo colectivo y las individualidades murieron en el perfecto embudo que preparó Dunga. JR Riquelme fue apresado por sus carceleros, los arranques de Lio Messi fueron abortados por una marca bien escalonada y la tozudez de Carlitos Tevez esta vez no bastó.
Para colmo, Brasil se encontró con el primer gol en el arranque. Iban 4 minutos cuando la defensa albiceleste quedó mal parada, algo que se repetiría una y otra vez, y Julio Baptista, mano a mano con Ayala, la clavó en un ángulo.
El plan de Basile se vino abajo y Brasil lo notó. Los 'cariocas' obstruyeron todas las salidas y la lentitud argentina fue exasperante. Sólo Messi le daba verticalidad. Lo hizo a los 8, cuando tiró un centro que Verón bajó de cabeza para que Riquelme sacudiera el palo derecho de Doni. A los 17 Zanetti la sacó en la línea ante una arremetida de Maicon y sobre los 34 Doni se lució ante un disparo de Riquelme. Pero la gran amargura llegaría instantes después, porque Ayala batió su propia valla y el panorama se puso realmente oscuro.
La epílogo sólo sirvió para que los brasileños se florearan ante un equipo con los brazos bajos. Cada contragolpe 'carioca' fue angustiante y el 3-0 (obra de Dani Alves) terminó siendo negocio.
Como de costumbre, el carnaval fue brasileño. La Argentina sumó una nueva frustración y para varios jugadores quizá haya sido la última chance de ganar un título con la camiseta albiceleste.
argentina não tem fin