Las copas en alto hacia los cielos de Santiago y Guayaquil. Eran los años 1991 y 1993. La selección jugaba un fútbol que llenaba los ojos y los corazones. Años en los que efectividad y pases cortos iban de la mano.
Pero el sueño fue pesadilla. El Mundial de 1994 (Estados Unidos) no fue la coronación de un proceso exitoso, si no el doping de Diego Maradona, la eliminación en octavos ante Rumania (2-3) y el peor final de un proyecto de fútbol vistoso. Pero lo que en un principio fue la mala imagen, el paso del tiempo transformó en un melancólico recuerdo de épocas no tan malas. Es que fueron los años de los últimos éxitos de Argentina.
El retorno de Alfio Basile, el conductor de aquellos años, fue tan sorpresivo como justo, sobre todo porque aquel proyecto se interrumpió abruptamente. Y ahí están el Coco y su vozarrón, a punto de disputar una nueva Copa América, su especialidad.
¿Quién imaginaría que la Copa de Guayaquil, en 1993, sería la última gran alegría? Pasaron cinco Copas más y otros tantos Mundiales. Y con ellos varias generaciones de futbolistas.
Dos historias
La Selección necesita volver a ganar y Basile parece tener la fórmula, sobre todo en la Copa América. El Coco retornó después de un proceso exitosísimo en Boca, donde ganó todo: Clausura '05 y Apertura '06, Copa Sudamericana '05 y las Recopas '05 y '06.
Su debut de selección comenzó con el pie derecho: 2-0 a Hungría en Rosario, en febrero de 1991. Luego siguió la racha histórica de 33 partidos sin derrotas, que se interrumpió en el 1-2 ante Colombia en agosto del '93, por las Eliminatorias, antesala de la catástrofe futbolera del 5 de septiembre, cuando en la revancha del Monumental los 'cafeteros' golearon 5-0 y obligaron a un repechaje contra Australia.
La segunda parte tuvo un comienzo muy distinto al del '91: derrotas ante Brasil (0-3) y España (1-2), en el segundo semestre de 2006. Este año, el panorama resultó algo mejor: triunfos contra Francia (1-0) y Argelia (4-3) y dos empates ante Chile (0-0) y Suiza (1-1). Igual, la deuda futbolística sigue sin saldarse y ello marca una gran diferencia con la anterior 'Era'.
La Copa América es la chance ideal para reencontrarse con un equipo argentino que vuelva a entusiasmar con triunfos y buen juego. Basile parece saber cómo hacerlo.