La mesa estaba servida para Boca. San Lorenzo apenas había empatado con River y el equipo de Miguel Russo podía reducir al mínimo la diferencia con el líder. Pero un invitado no deseado, dejó las cosas como estaban.
Arsenal fue el culpable de que la foto de la punta sea la misma que la semana pasada. Como el sábado Estudiantes tampoco pudo con Vélez (1-1), las diferencias en los puestos de vanguardia no sufrieron modificaciones. El empate en uno sí parece haberle servido al equipo del 'Viaducto', que por el momento se está clasificando para las copas continentales.
Fiel a su estilo, el esquema de Alfaro fue un jeroglífico difícil de resolver para Boca, que finalmente dejó apenas a dos hombres de los habituales titulares en el banco (Banega y Palacio), por lo que la anunciada rotación sólo se cumplió en parte.
Russo arengaba a sus jugadores a atacar, pero la respuesta desde el campo no era la esperada. El partido era chato y sin emociones. Arsenal se estaba saliendo con la suya: mantener a Boca lejos del arco de Cuenca. Riquelme (cuando no) era lo más potable ante tanta sequía. Fue el único que intentó romper con el orden de los del 'Viaducto'.
Cambio de imagen
Apenas arrancó el complemento, Arsenal se adelantó en el marcador. Tras una jugada confusa en el área, Castiglione la empujó a la red. Iban 2 minutos.
La incesante búsqueda de Boca en pos del empate, rápidamente se transformó en un monólogo. Sin embargo, por más de que el 'xeneize' moviera la pelota de lado a lado, en pocas oportunidades pudo penetrar el muro que levantó Arsenal en el fondo.
La entrada de Palacio por un inexpresivo Bruno Marioni, le dio otra profundidad al ataque local. La 'Joya' se instaló en la punta izquierda y desde allí, llegaron las mejores chances de Boca para igualar. Pero Palermo, al menos esta vez, perdió el magnetismo en el área. El 'Loco' tuvo al menos tres chances (incluida un cabezazo en el travesaño), y ninguna terminó en la red.
Pero lo que no pudo hacer Martín, lo hizo Riquelme. Apenas pasada la media hora, JR se vistió de centrodelantero, le metió la cabeza a un centro de Ibarra para empatar el juego y a la vez, empujar al 'xeneize' a buscar la victoria.
Boca machacó una y otra vez, pero siempre le faltó el toque final. Lo más cerca que estuvo del triunfo, llegó a través de un cabezazo del ingresado Jesús Dátolo, que dio en el travesaño. Riquelme siguió siendo el abanderado, pero la resurrección no fue completa y en consecuencia, en el Clausura todo sigue como era entonces.
