Una evidente mano de Ariel Ortega, que ni el árbitro Daniel Giménez ni el juez de línea se atrevieron a cobrar, le otorgó a River una agónica victoria, por 1-0, ante un digno Quilmes y desató un bochornoso final.
El futbolista jujeño se convirtió en el héroe de la tarde, al consumar un regreso con gloria mientras continúa luchando contra su adicción al alcohol.
Consciente de que su rival arrastra un trajín importante y mientras más lo exigiera mayores posibilidades tendría, Quilmes salió a jugarle de igual a River. El 'millonario' se mostró sorprendido por la audaz postura de su rival y dejó una muy pobre imagen en la etapa inicial.
De tan intrascendente y tedioso, lo de River por momentos exasperó a su entrenador, Daniel Passarella, quien más de una vez salió del banco para hacerle fuertes recriminaciones a sus jugadores. Ya se había tenido que revolcar Carrizo, cuando River generó una situación de mínimo riesgo. Ponzio acertó en un pase largo a Mauro Rosales, cuyo centro fue conectado por Ernesto Farías, aunque la pelota salió por encima del travesaño.
Era superior Quilmes, que con el ímpetu y las ganas como mayor argumento, se las ingeniaba para mantener el balón lejos de su arco y cada tanto amagaba con algo más.
El cervecero controlaba la mitad de la cancha gracias a la entrega de Jorge Medina, aunque le faltaba profundidad. Sin embargo, las individualidades de River imponen respeto bajo cualquier circunstancia.El reto de Passarella en el vestuario logró cambiar la postura del equipo, que salió a disputar el segundo parcial con otra actitud. A su vez, Quilmes pareció acusar el cansancio y no pudo conservar aquel dominio.
Los minutos pasaban y River, si bien controlaba la pelota, no conseguía arrinconar a su agazapado adversario. En media hora, Grosso apenas debió esmerarse para desviar un potente remate de Ponzio y para ganarle un mano a mano a Farías.
De la persistente búsqueda de River surgieron espacios que el dueño de casa trató de aprovechar, en un final de ida y vuelta y mucho suspenso. El resultado estaba abierto y al final se le dio a River. Y a Ortega.