Si bien no llegó a causar el mismo impacto de un 7-1, San Lorenzo se floreó y goleó 3-0 a un desdibujado Boca en la Bombonera. Así se vengo, en parte, de la humillante derrota que su vencido le propinó a domicilio en el torneo pasado.
La diferencia debió haber sido aún más amplia, pero el equipo de Ramón Díaz le hizo precio al de Miguel Angel Russo, que resignó su invicto de la peor forma, al malograr un sinfín de ocasiones nítidas.
El "xeneize" tuvo un solo momento de dominio, a partir de los 15 minutos, con mucha participación de Juan Román Riquelme. Sin embargo, llegó el gol "Santo" y todo se vino abajo para el local.
Cuando parecía que Boca era el que iba a adelantarse en el resultado, Diego Rivero desbordó por derecha, envió el centro y Lavezzi, en soledad, a la altura del punto penal, le cambió el palo a Mauricio Caranta con un preciso cabezazo.
A partir de ahí, los dueños de casa sintieron el golpe y perdieron en el medio. La historia pudo cambiar a los 25, cuando Palermo se lo perdió solo y Boca quedó nocaut.
El ingreso de Gastón Fernández por Lavezzi, lesionado, oxigenó a un tibio ataque visitante y fue el propio ex River quien estuvo a punto de aumentar la diferencia tras un error de Caranta.
En el inicio del complemento, la situación de Boca se tornó gris como el cielo. La línea de tres que ideó el técnico para que ingrese Barros Schelotto perdió un integrante a los 4, cuando Clemente se hizo expulsar por una infantil patada a Rivero y marcó la bisagra del partido.
Totalmente descompensado en defensa, con Dátolo como improvisado marcador izquierdo, Boca regaló demasiados espacios. A pesar de tener un hombre menos, el local insistía en forma incansable, mientras el Ciclón se mantenía en su postura de contragolpear.
Y así fue, a la presencia "millonaria" del "Pelado" en el banco, se sumó una jugada decisiva "made in River". Pase delicioso del "Malevo" Ferreyra desde su campo y perfecta definición de la "Gata" Fernández, para el 2-0.
Luego del puñal, el nerviosismo se apoderó de Boca y el equipo se extravió definitivamente del partido. Atento a eso estuvo el solidario Rivero, porque presionó a Dátolo en la salida, le robó la pelota y se la cedió a Silvera, quien marcó el tercer gol de su equipo y redondeó la goleada.
Los últimos minutos fueron una exhibición de San Lorenzo, que manejó las acciones a su antojo y por cuestiones ajenas a la razón y propias del fútbol no consiguió ampliar la ventaja.
Con mayor precisión y eficacia de San Lorenzo en los metros finales, las cifras hubiesen sido tan escandalosas e imponentes como las del famoso 7-1. Igual, Ramón y los suyos se retiraron con una enorme sonrisa de una golpeada Bombonera.
El combo fue completo cuando perdió River y además de seguir prendido, el "Santo" fue el único grande ganador, después de las derrotas de Independiente y Racing.
