A nadie sorprendió sus victorias. En la categoría autos, el sudafricano Giniel De Villiers obtuvo ayer su tercera etapa del Dakar, mientras que en motos el campeón Marc Coma rubricó en Tichit sus pergaminos de campeón y fue el mejor de una octava jornada muy exigente en el desierto de Mauritana, con 626 kilómetros recorridos.
Si ellos dos fueron los grandes ganadores del domingo, la amargura más importante debió soportarla el español Isidre Esteve, quien llegaba a la prueba como segundo en la clasificación general de motos, pero rompió la caja de cambios antes del kilómetro 250 y acabó 38º, a más de dos horas de su compatriota y líder.
"La etapa fue larga y desgastadora, ocho horas sobre la moto no es algo fácil. Al principio encontré muchas piedras y arena mezcladas. Después el terreno mejoró. Alcancé a Cyril (Despres) en el segundo puesto de control (km 387) y allí nos enteramos de que Isidre (Esteve) tenía problemas. A continuación, con Cyril rodamos a buen ritmo pero sin exigirnos a fondo", señaló Coma, que defiende su título de la insufrible travesía.
Luego, apeló a la modestia al indicar que el triunfo de ayer apenas fue un "pequeño paso más. La gente que conoce este rally sabe que Mauritania es muy exigente. Mañana (por hoy) abriré la etapa y siempre es algo delicado. Tendré que estudiar en profundidad el 'road book'", añadió.
En los autos, De Villiers continuó agigantando su figura, al obtener la tercera victoria de este Dakar-2007, superando a los franceses Stéphane Peterhansel y Luc Alphand. Al español Carlos Sainz le fue bastante mal, ya que quedó en la cuarta ubicación, y muy lejos del ganador.
Finalmente, entre los camiones, el líder de la clasificación general, el holandés Hans Stacey (Man), se alzó con una victoria.