Nueva Chicago, con un despliegue digno del mayor de los elogios, derrotó a River por 2-1 en el propio Monumental y agrandó los pesares del equipo de Daniel Passarella, que concluye un año para el olvido. El local sorprendió con un gol madrugador de Ernesto Farías. No habían transcurrido tres minutos cuando un centro desde la derecha de Gonzalo Higuaín encontró muy libre al "Tecla", quien conectó de cabeza, abrió el marcador y sacudió la modorra de movida, en la calurosa tarde porteña. Pintaba para goleada. Porque River, de la mano Marcelo Gallardo, generó varias situaciones, dominó con claridad a su rival y el segundo siempre estuvo al caer. Se lo perdió Federico Lussenhoff y Farías lo tuvo otra vez, pero no pudo ser. Sin embargo, después de la media hora, el local comenzó a perder protagonismo y Chicago equilibró en la zona media. De todos modos, no le alcanzó para llegar a la igualdad. En el complemento la visita arrancó mucho mejor. Con un importante despliegue fue en busca del empate y lo consiguió. Un grosero error de Lussenhoff, tras un pase de Juan Pablo Carrizo, le permitió recuperar la pelota a Mariano Donda, una de las figuras, quien ingresó al área, sacó el centro atrás y Federico Higuaín, quien ingresaba solo, definió sin problemas. Se repitió la historia del arranque, porque la conquista del mayor de los Higuaín -lo festejo a full aunque su pase es de River- fue a los 4. Y cuando el local salió en la búsqueda de la ventaja, un contragolpe iniciado por Donda fue letal para las aspiraciones millonarias. El enganche sacó un pelotazo largo para Jorge Martínez, quien le ganó la espalda a Matías Oyola y sacó un remate que se le coló entre las piernas a Carrizo. Iban 18 y la cancha, un silencio total. De ahí en más River fue una y otra vez, pero Chicago, con un gran despliegue, aguantó a pie firme, y festejó tres puntos muy valiosos, que viajaron desde el Monumental hasta Mataderos. Del otro lado, un bajón y encima, los hinchas despidieron con un coro de silbidos a sus jugadores. |