El camino de los cipoleños hasta Roca fue una caravana rutera por la 22. Autos, colectivos y combis, embanderadas y a 60 por hora. Llegando, un policía motorizado apostado a la altura del ingreso al Jockey Club los recibió con su dedo mayor en alto. Una forma muy estadounidense para ser el sur del mundo. Una mala señal para ser un policía. Una vez en dentro de la ciudad, la caravana tuvo algunos incidentes a la altura de Mendoza y Chula Vista, con gente allegada a la Liga Seniors, que tiene sus canchas en esa esquina. Quince minutos antes de comenzar el partido, el sector popular que albergaba a los hinchas cipoleños, se trenzó con los policías que los separaban de sus pares roquen- ses. Afuera, hubo algunos gases y bastonazos, de un lado, piedras y empujones del otro. El transcurso del partido fue en paz, a pesar de que todo el segundo tiempo se disputó con buena parte del alambrado que contenía a la barra de Cipolletti caído. Pero todo se volvió a complicar después. Parte de la hinchada roquense le impidió por un buen tiempo y a fuerza de proyectiles, la salida a los jugadores de Cipolletti. |