En una versión muy pobre, donde sus condiciones de campeón no estuvieron prácticamente presentes, Omar Narváez logró retener el título mundial OMB. El fallo fue por puntos y unánime, para que se mantenga el reinado del chubutense. Narváez (50.750 kilogramos) le ganó al colombiano Walberto Ramos (50.700) en la pelea estelar de la velada que se desarrolló en el Luna Park. El argentino concretó de este modo la novena defensa exitosa de su corona, por lo que igualó el récord de sus compatriotas Pascual Pérez y Santos Laciar. Para los jurados prevaleció el campeón por 115-111, 117-109 y 115-112. La velada formó parte de un homenaje para el recordado Nicolino Locche. El combate fue bastante parejo, porque la producción de Narváez fue deslucida y porque Ramos demostró ser mejor de lo esperado. Al retador se lo vio guapo y conocedor del oficio, aunque recurrió con frecuencia a las infracciones, motivo por el cual le descontaron un punto en el octavo asalto. Eso ocurrió por reiteración de golpes bajos. Narváez obtuvo ventajas en las primeras vueltas, pero de ninguna manera lo suyo fue un monólogo o se pareció a una producción del nivel. Al campeón se lo vio lento, irresoluto, cansado, desconocido. Es más, terminó con el pómulo y el arco superciliar izquierdo muy inflamados. A partir del sexto capítulo Narváez tuvo dificultades para administrar sus energías. Dio la impresión de que estuvo mal entrenado y subes timó a su rival. El colombiano comenzó a reducir la ventaja, porque sacó bien los directos y los ascendentes y sorprendió a Narváez. El noveno asalto venía parejo hasta que sobre el final Narváez metió un ascendente de derecha y derribó a su rival. En los últimos rounds el sureño siguió sin ponerle freno al aspirante, porque le faltó convicción. En definitiva el chubutense venció de un modo apretado, pero indiscutible. Tendrá que recuperar nivel si pretende meterse en la lucha por la unificación de coronas. |