Malo. Con esa sola palabra se puede definir lo que hicieron Gimnasia de Jujuy y Arsenal durante los primeros cuarenta y cinco minutos. La pelota deambuló sobre el césped, maltratada y siempre lejos de los arcos (un par de remates por lado fue lo más cercano a una aproximación) y, con la excepción Juan Pablo Caffa por algún intento, nadie se salvó. Por el presente que viven ambos equipos las mayores críticas recayeron sobre Arsenal, porque los de Sarandí salieron a jugar con la desesperación de los jujeños, pero esperaron y esperaron, sin intentar atacar. El panorama cambió un poco en el segundo período debido a que Arsenal, con Jorge Ortíz como su mejor hombre, entendió que era el equipo que venía mejor parado y salió a buscar el triunfo. Primero fue un cabezazo de Lucas Valdemarín que impactó en el travesaño y después un remate cruzado de Mauro Obolo salió apenas desviado. Después la nada, nada de Gimnasia ni de Arsenal. A los de Gustavo Alfaro el empate les resultó poco. A Gimnasia, en cambio, le sirvió al menos para cortar una racha de cinco derrotas consecutivas. |