El clásico estuvo a punto de no jugarse por la agresión que sufrió Raúl Ruiz poco antes de comenzar el partido. Un proyectil que partió de la tribuna local impactó contra el rostro del arquero que cayó desplomado. Después de varios intentos el arquero finalmente volvió la cancha y el juego se desarrolló en forma normal. "Le pedí que me fuera sincero porque queríamos jugarlo y no podíamos defraudar a tanta gente que había en la cancha" dijo más tarde el técnico Domingo Perilli. Si bien reconoció que su arquero "no estaba al ciento por ciento" advirtió que "preferimos jugar y tuvimos nuestro premio en la cancha". Más allá de que la lesión existió, la actitud de Ruiz tampoco ayudó para frenar la violencia. Cuando volvió del vestuario le hizo gestos a la hinchad de Alianza y en el final del primer tiempo repitió la escena con la platea hasta que fue advertido por el árbitro. En los 45 de espera, las hinchadas se arrojaron piedras y obligaron la policía a efectuar disparos con balas de goma para dispersar a los más revoltosos. El de ayer, fue el primer hecho violento en lo que va del torneo. (AZ) |