| Sobran los adjetivos para explicar este partido. Y la realidad se choca con una especie de incredulidad que aún debe flotar en el estadio Ciudad de La Plata, y alrededores. Entender que Estudiante le haya propinado tamaña paliza a su eterno rival no entra en los análisis convencionales. La ciudad de las diagonales fue azotada por una especie de fenómeno paranormal. Pero nada de eso debe interesarle hoy al simpatizante "pincha", sumergido en un sueño del que no desearía despertar. Ni siquiera es necesario decir que entre Estudiantes y Gimnasia no existen siete goles de diferencia. Y que si ayer los hubo, sólo fue una circunstancia del momento. Pero sucedió, y ese resultado no hizo más que rubricar el gran momento del equipo de Diego Simeone. Sí es casi una obviedad decir que debía llegar el momento de este Estudiantes con jugadores de enorme categoría (Verón, Pavone, Calderón), talentos jóvenes que ansias de triunfo (Sosa y Lugüercio) y un equipo que pone el hombro siempre. Ahora sí es protagonista. Y costará bajarlo después de tamaña goleada ante Gimnasia (que además no recibía siete goles desde hace 38 años), la más importante en la historia del clásico platense (el antecedente más cercano era 6 a 1, en 1932 y 1948). Ayer Estudiantes liquidó el pleito en la primera mitad y en el complemento, cuando quedó con dos hombres de más, no se apiadó de su eterno rival y le propinó una goleada inolvidable. Difícil es encontrar figuras, pero basta con decir que el inoxidable José Luis Calderón marcó tres goles, que Diego Galván hizo un doblete y que Mariano Pavone y Pablo Lugüercio completaron la hazaña. Al "Pincha" le salieron todas, porque iban tres minutos y ya ganaba (gol de Galván, asistencia de Verón). Gimnasia era apenas un ente que deambulaba por la cancha y Estudiantes era una máquina de insinuar peligro. El segundo gol cayó otra vez de una pelota parada, Calderón los madrugó a todos y desató el delirio de la parcialidad local. Gimnasia atinó una tibia reacción, pero Verón volvió a frotar la lámpara y Pavone puso el 3 a 0, para irse al descanso con el partido liquidado. En el arranque de la segunda parte, Troglio intentó con algunos cambios dar vueltas las cosas, pero era una tarde endemoniada. A los 5 un centro pasado de José Sosa terminó en el 4-0 de Galván. Luego se irían expulsados Basualdo y Matías Escobar, y el cotejo estaría más liquidado que nunca. Apenas quedaría tiempo para que el "Pincha" se floreara con dos tantos más de Calderón y otro de Galván. Sus hinchas gozaban, pedían a gritos más goles, se regocijaban con tanto "baile"... Algunos hinchas "triperos" intentaron ahogar esta fiesta ajena, pero ya era tarde... Estudiantes lo había destrozado. Y ahora va por el ansiado título.
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