En Núñez, Daniel Passarella tenía cada vez más problemas par formar un equipo lo suficientemente fuerte, anímica y futbolísticamente, para enfrentar un Superclásico y no ser vapuleado en su propia casa. En La Boca, Ricardo La Volpe cerraba las puertas para no mostrar esa ocurrencia táctica que pudiera darle el triunfo o planteaba cinco formaciones diferentes en una misma práctica para que todo suene como posible. Sin embargo, cuando la pelota se movió, las verdades sobre el verde césped del Monumental las revelaron los jugadores que aquellos entrenadores ocultaron con celo entrenamiento tras entrenamiento. ¿Y qué pasó? River jugó como lo hizo cuando empató con Colón y Belgrano y Boca, como lo hizo en los triunfos ante Chicago y Vélez. Los 'millonarios' dominaron casi siempre, dispusieron de la pelota y aprendieron la lección que los bochó en las fechas pasadas: tradujeron en goles el dominio. Y ganaron. El xeneize también repitió errores y aciertos de partidos pasados bajo la conducción de La Volpe. Fue tan desequilibrado como ante Vélez solo que esta vez perdió feo. Aunque el resultado indique cierta resurrección riverplatense, su triunfo parece más acorde a sus antecedentes previos. |