La falta de contundencia privó a River de una victoria que merecía. Sobre el final, cuando los hinchas millonarios festejaban por los tres puntos que le permitían alcanzar a Boca en la cima, apareció Rubén Ramírez, el único delantero neto que plantó Colón desde el comienzo, para sellar un empate que dejó mudo al Monumental. El equipo de Daniel Passarella fue el principal responsable de la igualdad, ya que perdió el control del juego pese a las escasas respuestas futbolísticas de su rival. River exhibió un juego agresivo desde el inicio: dominó la pelota, trasladó el partido al campo rival y ejecutó movimientos ofensivos con velocidad ante la endeble defensa del equipo santafesino. El arquero Laureano Tombolini rápidamente se convirtió en una de las figuras del encuentro: a los nueve le tapó un remate violento a Gonzalo Higuaín y a los diez le ahogó el grito de gol a Radamel Falcao García. Colón, además de su debilidad defensiva, mostró escasa pericia para hilvanar acciones de ataque de conjunto. Apenas algunos movimientos aislados de Giovanni Hernández. La apertura del marcador, como decantación natural de un partido sin equilibrio, ocurrió cerca del final de la primera etapa cuando Domínguez conectó un cabezazo en el área, después de un centro de Fernando Belluschi. En el complemento, Colón ensayó una reacción, aunque a su progreso en el terreno le faltó prolijidad y profundidad en los últimos metros. El juego parecía indicar el tránsito lento hacia una clara victoria 'millonaria', pero el equipo de Nuñez se confió y se replegó demasiado en los últimos minutos. Colón, en su arremetida final, estuvo varias veces cerca de la igualdad, que finalmente logró con el cabezazo de Ramírez luego de un centro enviado por Claudio Enría. El empate fue un castigo para la torpeza de River en la administración del juego. Así lo entendió su gente, que despidió al equipo con silbidos. |