La 'maravilla' suiza volvió a hacer de las suyas. Sus números, como su juego, asustan; todo lo que genera en una cancha de tenis es deslumbrante, un placer para los ojos. Roger Federer 'reincidió' y ayer ganó el US Open por tercer año consecutivo. No podía ser de otra forma. No se le podía escapar la última gran cita de la temporada, y por ello sumó su tercer Grand Slam del año (Australia y Wimbledon), el noveno de una sensacional y corta carrera. Con apenas ¡25 años! Su víctima fue nada menos que el norteamericano Andy Roddick, que jugaba de local y pensaba que tenía alguna chance de arrebatarle la corona en este Abierto de los Estados Unidos. Pero el suizo le demostró que con su majestad no se juega, que a su majestad se la respeta, y lo acabó en cuatro set, con un contundente 6-2, 4-6, 7-5, 6-1. Lo cierto es que Roddick buscó sacarle un poco de protagonismo al europeo, y por momentos lo logró. Claro, el '1' comenzó con todas las luces y se llevó el primer set con una comodidad pasmosa. Pero en el segundo, el dueño de casa decidió dar una tenaz pelea, mejoró mucho y consiguió igualar las cosas con un 6-4. Eso levantó el ánimo y el amor propio de Roddick, que continuó buscando su mejor forma pero que en el tercer parcial cayó por un decoroso 7-5. Decoro que perdió cuando la 'furia' de Federer se desató sobre NuevaYork y ganó ocho de los siguientes nueve games. Todo es espectacular en él, aunque sea un cultor del perfil bajo: desde el brillante 'smash' con el que cerró el partido hasta decir que superó a Roddick por un claro 17-7 en aces, el fuerte del estadounidense; que su record en este 2006 es de 70-5, la fortuna que ganó en su carrera (sólo en torneos) asciende a 26.846.458 dólares, con 41 títulos en el profesionalismo, nueve de ellos Grand Slam. |