Este partido con el Líbano fue un trámite. Argentina lo ganó con la autoridad que significa ser el campeón olímpico, aunque enfrentó a una de las selecciones más flojas. Lo primero que se vio es que nuestro equipo tomó el compromiso con gran seriedad y profesionalismo. En cuanto al juego, tal vez en el primer cuarto, observamos lo mejor y lo que todos esperamos: excelente defensa, muchos puntos de contraataque y paciencia en el ataque del 5 versus 5. Otra vez tuvimos que jugar varios minutos contra una defensa de zona (¿una táctica a utilizar por todos los equipos que enfrente?), pero a diferencia del cruce con Francia, el equipo se sintió más cómodo. Con el correr de los encuentros, Argentina va encontrando esa química que tanto rédito nos ha dado en los últimos años. Para destacar: la rotación de jugadores, para que todos tomen confianza (Herrmann y Prigioni); y en muchos pasajes el movimiento del balón hasta encontrar al compañero mejor ubicado para anotar. El de ayer, fue un paso más en la búsqueda del objetivo final. DANIEL ARAOZ (Entrenador de Pacífico) |