Dos jugados, puntaje perfecto y líder en solitario del grupo A. Ayer Argentina pasó por arriba al Líbano, al que derrotó por un abultado 107-72, en la segunda jornada del Mundial de básquet que se juega en Japón. Más allá de las actuaciones individuales de Walter Herrmann (23 puntos) y Luis Scola (18), como puntales ofensivos, lo más rescatable de la selección albiceleste fue la tarea de conjunto. El rival, si bien había ganado el primer juego, se puede considerar como el más débil de la zona. Desde el mismo arranque, el conjunto de Sergio Hernández puso distancia con el elenco libanés, cuando con una ráfaga sacó una ventaja de 17-7. Argentina, a diferencia de lo que ocurrió en el debut ante Francia, ayer pudo mantener su nivel durante todo el juego, a pesar de que ninguno de los titulares jugó más de 20 minutos. La mayor cuota goleadora llegó desde el banco, a través de Herrmann -convirtió seis triples en ocho intentos-. "Estoy muy contento porque se me abrió el aro. Uno sabe que por el plantel que tenemos por ahí no contamos con muchos minutos, pero en estos partidos ante rivales más débiles uno tiene su chance y debe entrar para ganar confianza", señaló. La selección nacional terminó el primer cuarto 20 puntos arriba (29-9). No le dieron chances de reacción al rival. En el segundo parcial, Líbano mejoró gracias a Rony Fahed y Fadi El Kathib, pero los argentinos no bajaron la guardia y se fueron al descanso largo con un marcador de 50-32. En la reanudación, otra ráfaga con 12 puntos consecutivos, estiró la diferencia a 67-35 y entonces el entrenador Sergio Hernández consideró que era hora de darle descanso a sus principales estrellas. Los sustitutos mostraron quepodían mantener la distancia e incluso extenderla, ya que llegaron a sacar 40 puntos de ventaja (96- 56). Mentalidad, actitud y mucha intensidad, los atributos de una victoria que tuvo pasajes del campeón olímpico. |