MONTECARLO (DPA) - Fernando Alonso conquistó ayer su primer triunfo en el histórico Gran Premio de Mónaco y se afirmó aún más al frente del Mundial, que ahora encabeza con 21 puntos de ventaja sobre Michael Schumacher, quien terminó quinto. El español lideró la prueba de principio a fin y controló los ataques de Kimi Raikkonen hasta que en la vuelta cincuenta el McLaren-Mercedes Benz del finlandés se paró y dejó el camino libre al español hacia su duodécima victoria en la Fórmula 1, la cuarta de la temporada y su decimotercer podio consecutivo. "Fue una prueba estupenda. Para mí la victoria en Mónaco es muy especial, sobre todo después de ganar en Barcelona. Ahora hay que mirar hacia adelante, pero hay que disfrutar cada momento que estoy viviendo, porque quizá sea irrepetible lo que está pasando", señaló Alonso. Los abandonos del finlandés y del australiano Mark Webber, quien salió segundo, favorecieron al colombiano Juan Pablo Montoya, segundo con el otro McLaren, y al veterano escocés David Coulthard, el que llevó el Red Bull hasta la tercera plaza en su circuito favorito con una estrategia con un solo repostaje. Un podio completamente de Michelin, el mejor homenaje al fallecido jefe de la marca francesa. El brasileño Rubens Barrichello (Honda) se ubicó cuarto pese al acoso al final de Schumacher con su Ferrari. La prueba estuvo llena de emoción en cabeza hasta la vuelta cincuenta. Primero el australiano Mark Webber rompió el motor de su Williams cuando estaba tercero. Quedó en medio del carril de salida de boxes y obligó a la salida del auto de seguridad. Era el primer abandono de una prueba en Montecarlo hasta entonces extrañamente tranquila en cuanto a incidentes. Enseguida llegó el gran golpe. El motor Mercedes Benz de Raikkonen, quien estrenaba propulsor en Mónaco, no aguantó circular con poca refrige ración y se rompió a la salida de Loews. El camino quedaba libre hacia el triunfo para Alonso, que tenía a Montoya a más de diez segundos y con un buen puñado de rezagados en el medio. Antes de ese momento, las calles del principado habían ofrecido una prueba muy emocionante. Alonso mantuvo la "pole" que había heredado luego de la sanción a Schumacher, pero Webber sólo fue capaz de mantener a Raikkonen detrás una vuelta, lo que tardó el finlandés en inventarse un espectacular adelantamiento en la subida hacia el casino. Desde ese momento, la figura plateada de Raikkonen se convirtió en la sombra de Alonso. El español no cometió sin embargo ningún error, ni siquiera en los numerosos adelantamientos a pilotos con vuelta perdida. Las dos caras de Schumacher Alonso aprovechó su gran auto y con facilidad logró un gran triunfo. En dos días, Michael Schumacher resumió toda su campaña. El pasado sábado intentó sacar un as de la manga, pero la trampa fue evidente. Ayer dio una exhibición de manejo para sacar petróleo en Mónaco, donde tenía todo perdido. Los comisarios deportivos consideraron que dejó el auto bloqueado en medio de la curva de la Rascasse y le quitaron la "pole" para relegarlo a la última plaza en la salida. La "maniobra" de la clasificación, que pasará como otras a la historia de la Fórmula 1, impidió a Fernando Alonso y compañía mejorar su tiempo. "En ningún momento quise destruir la vuelta rápida de Alonso. Si pareció así, pido disculpas por ello", afirmó Schumacher. Pero la decisión era irreversible, y Ferrari y Schumacher se pusieron manos a la obra para minimizar los daños. Y lo consiguieron, gracias a un espectacular despliegue de habilidad y táctica que llevó a Schumacher hasta la quinta posición. Todo estaba perdido de antemano, por lo que el equipo jugó todas sus cartas. Cambió el motor, lo llenó de combustible y lo hizo salir desde el "pit lane". Schumacher se lanzó a una furiosa caza, demostrando por qué es el piloto más laureado de la historia. Schumacher no respondió a las críticas, pero se mostró retador. "Los que abren la boca son demasiado débiles para acercarse a mí y hablarlo cara a cara", señaló. |