Creo que la mayor virtud de Argentina fue la contundencia. Se encontró con un equipo bien parado, pero golpeó en los momentos justos y logró una victoria merecida. Igual fue un partido más duro de lo que dice el resultado.

Lo importante es que sin lograr un juego colectivo constante, Argentina es un equipo de temer y eso lo tienen en cuenta los rivales.

Sacando a Carlitos Tevez, que hizo dos goles, me pareció que Otamendi fue el mejor de la cancha. Jugó en una posición que conoce de las inferiores de Vélez, pero que no es la suya y rindió muy bien. En una defensa que no tuvo mayores sobresaltos, salvo algunos errores de Demichelis, el rendimiento de Otamendi fue muy bueno.

En el medio se complicó porque los volantes se cerraron demasiado, tanto del lado de Maxi Rodríguez como de Di María. Eso permitió que México llegara y complicara por las bandas, aunque careció de juego asociado. El equipo azteca fue ordenado, pero por suerte careció de la puntada final.

De cara al cruce con Alemania soy optimista porque sobran variantes ofensivas y porque Lionel Messi es muy superior a resto. Es, lejos, el mejor jugador del Mundial. Con él en este nivel y algunos ajustes del medio para atrás, se puede soñar.

En cuanto a los alemanes, vi que tienen jugadores muy bien dotados. Es un equipo que saca contras muy interesantes y habrá que estar atentos a ese tema.

Es un rival duro, pero Argentina tiene mucha jerarquía individual de tres cuartos de cancha en adelante.

¿Si hay que cambiar el dibujo o de nombres? Creo que más allá de que Verón no entró bien, tiene que jugar. Pero en ese caso hay que pensar en un lateral que suba y lo acompañe, como pasó con Clemente, ante Grecia.

Igual, faltan varios días y Diego sabrá cómo plantear el partido. Será difícil, pero el equipo invita a ilusionarse.