Póngalo así: técnico renuncia por falta de energía". Con una humorada, Marcelo Bielsa cerraba aquella conferencia de prensa del 14 de septiembre de 2004 en la que anunció que no sería más el entrenador de la selección argentina.
Justo cuando la afición argentina comenzaba a aceptarlo, justo cuando el reconocimiento a su trabajo fluía naturalmente, tras la impactante eliminación en primera ronda del Mundial 2002, Bielsa renunció. Y justo tres años después aceptó ser el entrenador de la selección de Chile.
El 12 de agosto de 2007, en otra conferencia, muy distinta a aquella de la "crisis energética", Bielsa anunciaba que aceptaba la propuesta de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile. Ese día el fútbol chileno había decidido cambiar para siempre su destino de indisciplina y escaso profesionalismo de sus jugadores.
"Bielsa es la piedra angular del futuro del fútbol chileno. No es solamente un entrenador, sino también el impulsor de todos los cambios que queremos en la cultura deportiva", había dicho Harold Mayne-Nicholls, presidente de la ANFP, cuando decidió contratarlo.
Desde que llegó a Santiago vive en el complejo Pinto Durán, en las afueras de capital, un lugar que se construyó para el Mundial de 1962, organizado por el país trasandino, y que desde entonces poco y nada se modernizó. Bielsa entonces encabezó su remodelación. Desde ese lugar redefinió el fútbol chileno. No lo revolucionó, lo evolucionó, como a él mismo el gusta decir.
Mucho pasó desde aquel debut con derrota ante Suiza (1-2). Porque bajo la conducción de Bielsa, no sólo Chile volvió a un Mundial después de doce años. Además encontró en el entrenador rosarino a un conductor que le dio al jugador chileno conceptos tácticos fundamentales y convicciones como nunca antes les había dado nadie. A partir de "Loco Bielsa", como lo llaman, Chile salió a jugar con otra mentalidad y convencido de un protagonismo hasta entonces inédito.
Pero la (r)evolución de Bielsa fue más allá del fútbol. El año pasado un grupo de hinchas trabajó para su beatificación bajo el nombre de San Marcellino. Pilar Jarpa, la topo model más importante del país confesó que el entrenador argentino es, para las mujeres chilenas, "todo un sex symbol". Incluso la ex presidenta, Michelle Bachelet, hizo pública su admiración hacia el DT. Otros lo propusieron como candidato a presidente y muchos empresarios y hombres de negocios pagan por escuchar sus conferencias sobre liderazgo y manejo de grupos.
Pero a Bielsa le interesa el fútbol. El miércoles cuando su equipo debute en el Mundial de Sudáfrica ante Honduras, tendrá en sus manos un nuevo capítulo para escribir en la historia del fútbol chileno.