Si bien el primer día del Mundial de Sudáfrica acabó sin ventajas para los cuatro equipos del Grupo A, sí dejó una conclusión clara: Francia tiene un problema de gol. Su entrenador, Raymond Domenech, volvió a probar en el debut contra Uruguay su impopular fórmula 4-2-3-1 tras cambiarla en los amistosos previos por un 4-3-3, pero en ambos casos mostró una sequía preocupante.
El equipo empató a cero con Uruguay, que jugaron diez minutos con diez hombres, y perdió 1-0 contra China la semana pasada. "Tuvimos muchas oportunidades de gol, pero no las supimos concretar. Es una pena", dijo el técnico tras el partido. Tal vez esa desconexión con la realidad -y con su equipo- sea uno de los mayores problemas de Francia.
Lo cierto es que durante el partido el delantero Yoann Gourcuff, fue incapaz de asociarse con Nicolas Anelka y terminó encomendándose al tiro desde lejos, mientras que la estrella del Bayern, Franck Ribery, se movió impotente por la izquierda. Sólo el mediocampista Abou Diaby, del Arsenal, pareció crear peligro en la primera mitad.
Domenech se negó a comentar los rumores sobre que sentó en el banco a Florent Malouda, el mediocampista del Chelsea, debido a una disputa en el entrenamiento del jueves. Pero esta historia es sólo una más entre varios episodios de roces en el equipo. William Gallas está ofendido por el hecho de que Patrice Evra haya recibido la capitanía en lugar de él, y varios veteranos presionaron al DT para que incluyera a Thierry Henry entre los titulares.