Apenas iban 40 segundos cuando el muchacho de la tarde comenzó a apilar "muñecos" con la facilidad de los cracks. Corrían 89 minutos y el peque genial arremetió otra vez contra los pobres defensores vestidos de verde, esta vez por derecha, y su obra no se concretó porque un pie adversario apareció en el momento indicado.
En el medio hubo un show de un Lionel Messi genial, eléctrico, agresivo, pensante, intratable. El debut de Argentina en Sudáfrica 2010 trajo una enorme tranquilidad para todo el país: Messi puede ser en este Mundial el Messi que asombró al mundo con la camiseta del Barcelona.
Ya lo había dicho hace unos días él mismo: llegó a la cita con hambre de gloria, algo que quedó en evidencia en cada jugada, por la actitud de ser el líder futbolístico, el dueño del primer pase en ofensiva y también del último, por destruir una y otra vez la defensa de las Súper Águilas con arranque furioso, a la velocidad de la luz.
Pero, por sobre todas las cosas, Messi dejó bien en claro que está dispuesta a ser el mejor de todos y a hacer mejores a sus compañero. Se hizo versátil, jugó de enganche, recostado por la derecha y también lanzado por el sector izquierda, fue el factor de quiebre cuando la defensa nigeriana se veía bien parada y se transformó en asistidor durante varios contragolpes.
Además, La Pulga le hizo saber al mundo que en el arco de Nigeria hay un tal Vincent Eyeama que parece un hombre alado con reflejos felinos. El ´1´ fue héroe de la tarde y sólo por él, Nigeria no se llevó una vergonzosa goleada en el primer mundial en territorio africano, ya que le atajó dos disparos de lejos que tenían destino de red, además de dos mano a mano en el que fue realmente muy rápido. El rosarino generó, con apiladas y pases magistrales, ocho de las diez situaciones de peligro que tuvo el seleccionado nacional. Como a Diego Maradona en México ´86, sólo le faltó el gol en el primer partido para quedarse con un ´10´ en material individual.
Hubiese sido la frutilla del postre para una actuación genial.