El problema de las barras en Sudáfrica sólo puede terminar de una forma: mal. Y esta batalla se juega en los dos frentes, en Pretoria y en nuestro país. Ayer aterrizaron los diez violentos deportados, Sergio Flay Roldán quedó detenido, hay ONG que reclaman una interpelación para Grondona y compañía, y gran parte de la oposición apunta a los K. Cerca del búnker argentino, el dirigente Juan Carlos Crespi dice que los hooligans criollos reclaman por Carlos Bilardo y hasta uno de ellos aseguró que se "va a pudrir todo".
En el sitio web Canchallena, el periodista Nicolás Balinotti reprodujo las amenazantes palabras de un barra que representa a un club del conurbano bonaerense, y que está nucleado en Hinchadas Unidas Argentinas (HUA): "Acá se va a pudrir todo. Lo de la Federal es de no creer. Autorizan a los pibes a salir del país y una vez que están acá los mandan de vuelta. Esto es una pasada de factura, y gratis no va salir; te lo aseguro".
Esos cientos de "hinchas" de HUA andan por los barrios de Johannesburgo mascando bronca por la deportación de sus amigos. La tensión sube con el correr de las horas y el constante seguimiento de los policías sudafricanos y de la Federal enerva aún más los nervios de los violentos.
Todo, en realidad, está sumido en una enorme nebulosa. Porque Flay Roldán, el jefe de la banda de San Martín de Tucumán acusado por un asesinato, salió sin permiso del país y la jueza del caso, María del Pilar Prieto, dice no entender cómo lo hizo porque "la Cámara no autorizó a que viajara". Ahora Roldán deberá cumplir su condena hasta enero de 2011 y un "plus" de un año y medio por violar la libertad condicional.
La situación suena a bomba a punto de explotar. Es que 42 de los 98 barras que dicen pertenecer a la Banda de Lomas no podrán estar ni cerca de los estadios si no consiguen entradas, algo que hasta ayer no tenían. Y para colmo, entre los diez deportados estaban "Bebote" Álvarez, "Pillín" Bracamonte y Emiliano Tagliarino, los tres líderes dentro de HUA, por lo que la "tropa" está sin mando y ahora deberán dirimir el tema de las jerarquías.
"Los pibes están recalientes. Estamos esperando que lleguen todos para ver qué vamos a hacer. No es fácil controlar a tanta gente que siempre se acostumbró a ser guiada por unos tipos que hoy no están", disparó un violento de la barra de Quilmes.
Lo último que le faltaba a esta peligrosa novela fueron las palabras de Crespi, el vice de Boca que está a cargo de la delegación.
"Mirá, yo no voy a andar con vueltas. Por lo que sé y por lo que me cuentan los hinchas, acá ninguno tiene entradas. Y la única solución para evitar problemas serios es que aparezcan. No sé cómo pero tienen que salir de algún lado, porque sino van a hacer cualquier cosa por entrar y todo puede ser peor. (...) Los barras todos los días vienen a preguntarnos por Bilardo. Dicen que les prometió los tickets, pero nunca lo encuentran porque él está en la concentración" (ver aparte). A esta altura, sólo resta rezar. Las palabras sobran.