Tras el gran papel en la Copa de las Confederaciones del año pasado, Estados Unidos llega muy confiado en mezclarse entre los grandes protagonistas del Mundial.
A los yanquis les sienta bien la tierra sudafricana. En el 2009 llegó a la final de la Copa de las Confederaciones, luego de eliminar a España en semi. En el partido definitorio le iba ganando 2-0 a Brasil, pero al final cayó 3-2.
Estado Unidos ya no es aquel equipo ingenuo de otras épocas.
Su entrenador, Bob Bradley, sabe que cuenta entre sus manos con una plantilla con mucho potencial y pulida en las principales ligas del Viejo Continente, ya que 18 de sus 23 futbolistas juegan en Europa, algo que le abre crédito para hacer un papel más molesto que el de eterno aguafiestas que tenía.
Los estadounidenses abrirá el fuego del grupo C nada menos que frente a Inglaterra. Los otros compañeros de grupo serán Argelia y Eslovenia.