"Volveremos, volveremos a ser campeones, como en el 86". Este es el hit más escuchado desde que empezó la era Maradona, en octubre de 2008. Y varios hechos que sucedieron en el corto ciclo de Diego fueron una especie de replay de los ocurridos en las Eliminatorias y durante las horas previas al Mundial de México.
El gol de Palermo a Perú obligó a sacar el VHS con el de Gareca (en realidad el 80% fue de Passarella) al mismo rival. La coincidencia de Corea del Sur en el grupo, que encima vino con un bonus track doble: Nigeria y Grecia no fueron contrincantes de aquel equipo de Bilardo, pero sí marcaron a fuego la vida de Diego, porque a los europeos les hizo el último gol en un Mundial y contra los africanos jugó su último partido. El armado de un cuerpo técnico del 86 que involucró a Batista, Brown, Olarticoechea, Garré, y Enrique, el Negro que le dio el "pase-gol" contra los ingleses y es su ladero más fiel.
Las coincidencias siguen, pero en la recta final rumbo al debut mundialista, cambiaron algunas situaciones. Se sostiene la idea de recuperar la mística del 86, pero Diego le metió algunos retoques. Armó un plantel diferente, eliminó los amistosos previos y construyó una mejor relación con la prensa.
En la lista de 23 de Bilardo sólo había 4 delanteros (Borghi, Valdano, Pasculli y Almirón, que no jugó). La nómina de Diego tiene 6 (Messi, Tevez, Higuaín, Milito, Palermo y Agüero), y es difícil imaginar que alguno vuelva a Argentina sin pisar el verde césped. Está claro que es un tema que ni consultó con el Narigón, que siempre armó los equipos de atrás para adelante (en 1990 había ¡8 centrales!).
A la hora de los ensayos, el 10 y su cuerpo técnico decidieron "tacharlos". El lado positivo es que se disminuye el riesgo de lesiones, pero hay un negativo: el ensamble de las piezas.
Y en el trato con los medios, el DT pasó por todos los estados de ánimo, pero llega fortalecido a Sudáfrica. El papelón de Uruguay será imposible de olvidar, porque Diego mostró su lado más grosero. Antes, tuvo suerte. El papelón ante Bolivia, con un desastroso 1-6 seguramente marcaría el fin para cualquier técnico, pero Maradona zafó. Primero, porque es Maradona. Segundo, porque la prensa ocupó su tiempo con la muerte de Alfonsín y las fotos del DT y sus muchachos con la mirada clavada al piso salió "chiquita" en todos lados. Justo el presidente que, dicen, intentó voltear a Bilardo antes del Mundial de México, "salvó" a Diego.
A pesar del silencio en la llegada a Pretoria y de las lonas verdes, ahora hay feeling entre el DT-jugadores y la prensa. Y un ícono del 86, Jorge Burruchaga, le confirmó. "Esta selección, digamos la verdad, no se compara con la de México. El nuestro fue el proceso más castigado, más odiado y más repudiado de la historia. Hasta quisieron hacernos una especie de golpe de estado deportivo. Una locura", dijo Burru.
Que hay muchas conexiones con el 86, es cierto. Pero esta es otra historia y Maradona con un gran grupo de jugadores tratará de que termine de la misma manera.