Cortó con 24 años lejos de la gloria, se convirtió en el único escolta de Brasil, con cuatro "coronas", y desató la alegría en un país que asistió perplejo al negro espectáculo de denuncias por apuestas en las entrañas de su fútbol. También pasará a engrosar las páginas de la memoria al ser una de las selecciones más "amarretes" que exhibió esta Copa del Mundo. Los silbidos del final, cuando expiraba el segundo tiempo suplementario y Zinedine Zidane ya había visto la roja que saltó del bolsillo de Elizondo, marcan a las claras que este nuevo campeón del Mundo le dio la espalda al fútbol entendido desde el espectáculo y la belleza. Que los Gattuso y los Materazzi terminaron dando la vuelta olímpica ante miles de espectadores que aplaudieron con respeto, pero sin admiración, a un equipo que hizo poco para los ojos del mundo, pero mucho por su causa. Esta Italia de Lippi apeló a sus viejas fuentes, a un fútbol conservador y con pocas luces, fuerte y dinámico, defensivo y con nada de atrevimiento. El mayor mérito de esta "azzurra" fue dejar con los ojos repletos de lágrimas a millones de alemanes que se creían campeones luego de ganarle a la Argentina. La mejor versión de este campeón modelo '06 se vio en esos últimos minutos del choque con los germanos, cuando se decidió por la conquista, cambió fichas ofensivas por defensivas y produjo el mayor batacazo del Mundial. Una Italia que respetó sus raíces futbolísticas, sin dobleces, calculadora, testadura, aguerrida... La Italia de un Lippi que jamás se sonrojó por colocar a un atacante en soledad, que tuvo cuatro escuderos férreos, que le cuidaron las espaldas (Buffon, Cannavaro, Pirlo y Gattuso). Una Italia que supo aguardar en los momentos justos para golpear con exactitud y sin piedad, que no tuvo pudor en ganarle a Australia con un penal regalado, en el minuto 91... Una Italia bien italiana. Ya comenzaron a surgir las disputas en torno a este nuevo campeón del mundo. Los elogios y las críticas serán el pan de cada día. Pero siempre habrá una instancia de defensa para esta Italia: y será que en este deporte los merecimientos se rinden a los pies de la efectividad. Una fórmula que en los Mundiales se potencia. Pero nadie podrá negar que al equipo de Lippi le sobraron agallas y temple para volver a vivir en carne propia aquella conquista de Paolo Rossi y compañía. ¿Si alcanza? Para muchos no, pero para los millones de hinchas italianos...sobra. |