Si la base desde la cual Italia edificó su juego se sentó en Gianluigi Buffon, su arquero; Fabio Cannavaro, su zaguero; y Andrea Pirlo, su volante central; entonces Italia no podría tener otras características. Así en la final como durante toda la Copa. En los inicios del Mundial, el entrenador ensayó un planteo demasiado generoso para la historia 'azzurra': tres volantes, un enganche y dos delanteros. Pero todo duró lo que un espejismo. Inmediatamente la ofensiva se redujo a uno y el mediocampo se superpobló de fibra y mandíbulas tensas, salvo Pirlo. Con Francesco Totti convertido en un fantasma, el volante del Milan fue un oasis de fútbol en el que Toni, Gilardino e Iaquinta encontraron siempre la pelota bien jugada. Pirlo fue dinámica, recuperación y punta de lanza de cualquier ofensiva italiana. Fue pegada exquisita, pases gol y visión de juego. Parado en el centro del campo, fue el crack de la Italia campeona. Más atrás, Fabio Cannavaro, el mejor '2' del Mundial. En su partido número 100 con la 'azzurra', el zaguero no pudo tener un elogio mejor. "Fabio Cannavaro fue el mejor jugador de este mundial. Cierto que fue un torneo sin un jugador dominante, pero Fabio fue inmenso", dijo de él, Diego Maradona. El defensor de la Juventus apareció en cada sector de la zona defensiva italiana donde hubiera un francés con la pelota en sus pies.Veloz y preciso en cada corte, Cannavaro fue toda una garantía. Más atrás, Gianluigi Buffon, el mejor jugador de la final y el mejor arquero del Mundial. El de la 'Juve' recibió sólo dos goles en siete partidos. Ayer, a puro reflejo, le sacó a Zidane el triunfo francés en pleno suplementario. El, junto a Cannavaro y Pirlo, fueron las columnas del campeón. |