| Noche mágica: celebrar en un estadio con fuegos artificiales y una pegadiza canción en italiano era el sueño de los alemanes para hoy. Pero sucedió ayer, y aunque del tercer puesto se diga que muy poco importa, pocas veces se celebró tanto como anoche. Fue el tercer puesto más celebrado de todos los tiempos. Alemania vivió su triunfo sobre Portugal con el desahogo propio del festejo deseado, pero frustrado. Con medio equipo suplente le dio su noche a Oliver Kahn, vio tres misiles de Schweinsteiger convertidos en gol y, más importante aún, se vio a sí misma como quiere ser y tantas veces no es: abierta, relajada, feliz, patriótica. |