Supuestamente el de Alemania iba a ser un Mundial en el que una camada de juveniles iba a dejar su huella. Pero alguien se le olvidó mencionárselo a Zinedine Zidane y al resto de sus compañeros en una selección francesa que está a una victoria del título. Con un equipo cuya columna vertebral está formada por varios de los protagonistas que en 1998 se proclamaron campeones de local, Francia vino a reverdecer laureles en el momento más apremiante. Llegaron a la última fecha de la primera ronda necesitados de una victoria sobre la débil Togo para evitar una repetición del papelón del 2002, cuando se despidió prematuramente sin conocer la victoria y sin marcar goles. Francia supo reponerse a la baja por suspensión de Zidane y derrotó a Togo por 2-0 con goles de Patrick Vieira y Thierry Henry. Era el prólogo de lo que hasta ahora ha sido una magistral obra a tres actos, en la que voltearon los pronósticos para dar cuenta de España, Brasil y Portugal. Los "viejitos" franceses, sobre los que sus rivales se referían en forma despectiva de que los iban a jubilar, encontraron en la consigna de "morir juntos", la inspiración para salir adelante. "Esa fue la promesa que nos hicimos: 'vamos a morir juntos''', declaró Zidane, el capitán y símbolo de la campaña francesa en Alemania. Domenech consideró ayer como "muy simbólico" el que su vieja guardia, que incluye también a Thuram, Makelele y Vieira, hubiese adoptado la consigna de irse juntos. |