El gol que marcó en el minuto 119 de la semifinal contra Ale-mania, cuando los germanos se veían felices con sus ama-dos penales, es el segundo capítulo de Grosso en el Mundial. El primero llegó en el último minuto del tiempo reglamentario de los octavos de final contra Australia, cuando se tiró a la pi-leta ante la marca de Tim Cahill y el árbitro cobró penal, trans-formado por Francesco Totti, que catapultó a Italia a cuartos. Estos dos hechos concretos fueron decisivos en la trayectoria de Italia en este Mundial. Luego anotar el gol contra los ger-manos, Grosso salió como un poseído, con una expresión en la cara que recordaba a Marco Tardelli cuando marcó uno de los goles en la final de España '82, también ante Alemania. El defensor comenzó en un equipo aficionado, el Renato Curi, donde era volante, y llegó a marcar 47 goles. Después pasó al Chieti, en segunda división, donde estuvo tres años, antes de fichar en Perugia, donde jugó otras tres temporadas. En las dos últimas campañas militó en el Palermo siciliano, pero sus buenas campañas y la convocatoria de Marcello Lippi le abrieron las puertas del Inter. Toda la familia Grosso sigue el recorrido de su "bambino" en Alemania, liderados por sus padres Tonino y Loredana. "Fue el técnico Serse Cosmi el que me puso por primera vez como lateral izquierdo cuando estaba en el Perugia. Al principio, en Chieti, jugaba de volante. Cosmi me cambió la vida para bien", afirmó Grosso. En ese pasado como volante se basó Lippi para lanzarlo al frente en busca del gol salvador, que desembocó en un penal contra Australia y en un tanto frente a Alemania. Toda la familia Grosso está orgullosa del "figlio" Fabio, sobre todo mamá Loredana, quien siempre lo apoyó para jugar, aunque también lo empujó a compartir el fútbol con los estu-dios y el defensor logró diplomarse en una carrera científica. Lo que logró hasta ahora en el Mundial es "grosso", sobre todo para un jugador semidesconocido como él. Si en la final, logra otra vez algo importante, su familia tendrá que pellizcarse para creer lo que ven. |