Brasil reunía tantas estrellas, sus suplentes podían formar un equipo mucho mejor que varias selecciones del Mundial, pero nada de eso se plasmó en la cancha, donde se vieron apenas flashes de buen fútbol en un equipo casi todo el tiempo desordenado, sin ideas y sin equilibrio emocional para sufrir presiones. Brasil debutó, en medio de una expectativa espectacular, ante Croacia. Quienes esperaban un espectáculo y una demostración de gala del 'cuadrado mágico' formado por Kaká, Ronaldinho, Ronaldo y Adriano, vieron algo diferente. Los brasileños vencieron por 1-0, con gol de Kaká, pero Croacia mostró que Brasil era vulnerable, que se desorganizaba bajo presión, que el 'cuadrado mágico' no funcionaba y que era posible una sorpresa. "El resultado fue excelente, el desempeño puede mejorar", reconoció Parreira luego del partido. A continuación Brasil enfrentó a Australia. Los grandotes australianos dieron mucho trabajo y volvieron a dejar al desnudo las limitaciones del equipo verdeamarelo. "El equipo está creciendo partido a partido. Estaremos en nuestro nivel en los octavos de final", afirmó Parreira luego de ese cotejo. Ya clasificado, Brasil goleó 4-1 a Japón, aunque los asiáticos se habían puesto en ventajas. En octavos, consiguió una buena victoria sobre Ghana, un equipo que apostó en una línea de zaga situada casi sobre la marca de la media cancha y que fue presa fácil de los lanzamientos en profundidad. Sin embargo, Brasil se acabó ahí. Le quedaron momentos de fútbol vistoso ante Japón, la precisión de los lanzamientos ante Ghana, y muy poco más, pero nada de magia futbolera. Ante Francia, el temible gigante fue un niño atemorizado y desorientado, un equipo que no lograba marcar sin ser presa del pánico y que no conseguía articular una jugada ofensiva con inicio, medio y fin. Un entrenador exitoso y un privilegiado grupo de futbolistas no pueden fallar, ¿o sí Brasil? |