Acostumbrado a los primeros planos, Maradona desestimó ser el segundo de José Pekerman. Aquella vez aclaró que prefería quedarse a un costado para que "no haya superposiciones". Seguramente Pekerman respiró aliviado. El que no podrá hacerlo será Julio Grondona. Porque si su operativo 'persuasión a José' no llega a buen puerto, Don Julio deberá reunirse con el '10'. O para ofrecerle el puesto vacante. O para escuchar los desplantes del astro por no ser elegido. Grondona está entre la espada y la pared. Lo sabe. Siempre tuvo fama de ser un duro, impermeable y con escasa paciencia ante la crítica. Pero Maradona es Maradona, y ni siquiera Grondona, el dueño del fútbol argentino, tiene el coraje para hacerle ver la realidad. ¿Qué dice la realidad? Que Maradona será la leyenda máxima del fútbol argentino y que posiblemente nadie superará sus proezas. Pero también manifiesta que Maradona es siempre -y sobre todo su boca- una bomba de tiempo, que tiene una acotada carrera como director técnico (dilatados pasos por Mandiyú y Racing) y que por ello no es el indicado. |