Siguiendo el camino de Puskas, Pelé, Maradona, Zico y Platini, en el Mundial de Alemania Zidane y Ronaldinho son los herederos del '10', pero este número mágico en el fútbol no siempre dio suerte a quienes lo llevaron. Zidane y Ronaldinho ya besaron la Copa del mundo, Pelé y Maradona también. Pero ni Puskas, ni Zico, ni Platini realizaron su sueño. Antes de identificarse con el jugador de la varita mágica, el de los pases geniales y los goles de inspiración divina, el número 10 designaba a un simple extremo, mediocampista ofensivo izquierdo. "Siempre soñé con seguir los pases de los gigantes del fútbol, los grandes jugadores. Vestir el número 10 es algo muy especial para mí, porque la mayoría de mis ídolos lo llevaban", revela Ronaldinho. Primero, Puskas El primer 10 de 'leyenda planetaria' fue el húngaro Ferenc Puskas, el motor y alma de la gran Hungría de los años cincuenta, campeón olímpico en Helsinki '52, que humilló a Inglaterra en Wembley (6-3), y que llegó como el gran favorito al Mundial de Suiza '54. Al cabo de 8 minutos de la final contra Alemania, a la que había aplastado 8-3 en la serie inicial, la Hungría de Puskas ganaba 2-0, pero de manera inexplicable el partido finalizó 3-2 a favor de los alemanes. Después lo recibió 'O Rei' Pelé, el 10 con más títulos del mundo (1958, 1962 y 1970). "La gente me dice que al igual que Leonardo da Vinci o Miguel Angel, voy a dejar mis trazas a las generaciones venideras", dijo Pelé en la ceremonia de inauguración del Mundial 2006 en Munich. A los 17 años, marcó dos goles en su primera final (5-2 contra Suecia). Su camiseta número 10 sería subastada por 84.000 euros. Asimismo, la que utilizó en la final de México '70 -en Chile '62 resultó lesionado y jugó muy poco frente a Italia (4-1)- alcanzó los 225.000 euros. ¿En extinción? Los números 10 son "una especie rara, inclusive en vías de extinción a causa de la evolución del juego", afirma Richard Williams en su libro "El Diez perfecto". "Un jugador de 1970 recorría una media de 4 km por partido. Actualmente, el triple", decía Sócrates, genial armador de juego de Brasil 1982-1986, citado por el autor. "Esto significa que los espacios entre jugadores se reducen cada vez más (...) Esto provoca mayor contacto físico, y hace más difícil improvisar movimientos. Hoy en día, si usted no puede jugar a un solo toque tiene pocas posibilidades de jugar a alto nivel. El fútbol se afea", advirtió. De esta manera, se entiende por qué los argentinos querían hacer desaparecer el número 10 en la escuadra albiceleste, después de que Maradona hiciera magia en el Mundial de México 1986. En 1978, Argentina ganó "su" Mundial, pero ese número lo lucía Mario Kempes, un centrodelantero. "Argentina siempre ha sacado muy buenos jugadores, y me incluyo entre ellos. Pero Diego es el más grande", afirmó el 'Matador'. Franceses Michel Platini condujo a Francia a su primer gran título internacional en la Eurocopa de la que fue anfitrión en 1984. Los nueve goles que marcó en cinco partidos lo ubicó en la cima del fútbol europeo. Pero, aquel brillante número 10 nunca ganó la Copa del mundo, a pesar de que los 'Bleus' fueron brillantes en España 1982, perdiendo de manera cruel la semifinal ante la República Federal de Alemania en la tanda de tiros penales tras empatar 3-3, después de ir ganado 3-1. En aquel partido fue que el arquero Schumacher dejó inconsciente a Patrick Battiston en un gesto más que desleal. Después, en 1986, Platini se lesionó ante el mismo adversario que se impuso en la misma instancia por 2-0. El antecesor de Zidane con el número 10, no obstante, recordaría el primero de los dos partidos, porque en dos horas conoció: "la cólera, la alegría, la esperanza, el miedo y el odio...". (AFP) |