Las cámaras se quedaron con él muchas veces, esperando la oportunidad de tomar el momento que José Pekerman lo llamara para ingresar. Eso nunca sucedió, y las críticas volaron. Lionel Messi, la "Joya" del fútbol argentino, quedó guardado en el banco de suplentes y no tuvo oportunidad de demostrar todo lo que se habla de él justo en el partido más importante del seleccionado argentino. El enorme jugador del Barcelona apenas sumó 122 minutos en tres partidos. Pero lo raro del caso es que ingresó justamente frente a Serbia y Montenegro cuando el partido estaba liquidado y fue de arranque contra Holanda porque la selección argentina estaba clasificada. Hubo una sola entrada decisiva de la "Pulga", contra México, cuando Pekerman echó mano a sus pequeños bajitos para revertir una situación que se tornaba sumamente complicada. Después sus actuaciones se diluyeron sin penas ni glorias. Todo el mundo lo esperaba en la cancha el viernes. Desde los auspiciantes hasta el último hincha argentino. Pekerman se inclinó por Cruz cuando todo hacía pensar que era tiempo de que Messi liquidara un pleito que minutos después se terminaría complicando, y que finalizaría de la forma que usted sabe. Las cámaras lo tomaron jugando con un papelito, como si la batalla que libraban sus compañeros no importara. Actitudes de un adolescente desilusionado, algo irrespetuoso y lleno de bronca. Claro, el ego de Messi se agiganta con la exposición mediática y las exageraciones que están a la orden del día. Como lo hizo, por ejemplo, en la edición de ayer el diario catalán Sport, quien tituló que "a Messi no lo dejaron ser la revelación" del Mundial. Para el periódico español, "todo el mundo futbolístico esperaba que el de Alemania fuera el Mundial de Lionel Messi, el de su consagración entre la elite". "Pero al final las circunstancias, en forma de lesión, y las prevenciones de José Pekerman dejaron casi inédito (sic) al joven talento azulgrana". Pekerman seguramente tuvo sus motivos para la postergación. Y Messi debe saber influenciarse mejor. Debe crecer. |