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Sábado 01 de Julio de 2006
 
 
 
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  El arco del triunfo francés

Francia eliminó a Brasil y pasó a semifinales de la mano de Zidane.

 
 

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Fue el simbólico fin de una era, la del invencible Brasil, que reunía en el campo de juego más estrellas que en el firmamento con Ronaldinho, Kaká, Ronaldo, Adriano, Emerson, Roberto Carlos y Cafú, y que podía hacer otro equipo campeón del mundo con sus suplentes.

Ninguna de sus estrellas apareció y nada de estelar tuvo Brasil durante un torneo en el que estuvo jugando con fuego y en el que terminó incinerado ante un rival comandado por un de nuevo imperial Zidane y sobre todo con muchas ganas, empuje y oficio.

Brasil entregó el título conquistado en 2002, perdió en un Mundial después de once victorias seguidas y cayó por primera vez desde Italia 90 antes de la final, pero al menos evitó llevarse una humillante goleada.

La última vez que se habían visto las caras en un Mundial fue en una final, y el arranque del partido de ayer pareció otra. Un impreciso cabezazo de Ronaldo, un disparo alto de Ribery, un balón centrado por Ronaldo al que no llegó Kaká no inquietaron a Dida o Barthez.

Cuando el partido se asentó, el mando fue para Francia. Zidane, empeñado en que el de Frankfurt no fuera tampoco su último partido, dio un recital de filigranas como en los viejos tiempos, pero falló en lo primordial: el pase de gol.

Francia bloqueó a Brasil, anuló a sus estrellas, tuvo la pelota, pero no supo llegar al arco del pentacampeón. Apenas un remate de Malouda y un par de líos dentro del área bien resueltos por la defensa brasileña no crearon verdadero peligro. Y cuando no fue la defensa, el árbitro español Medina Cantalejo se encargó de aliviar a Brasil.

Francia siguió insistiendo, pero siguió errando en el último pase. Hasta que apareció Zidane: ejecutó una falta desde la posición de volante izquierdo y por el segundo palo entró solo Henry para convertir el gol del triunfo.

Pudo ser peor para la "verdeamarela". Sólo cuatro minutos más tarde, el incansable Ribery robó un balón en la línea de fondo y su centro a punto estuvo de introducirlo en su propio arco Juan. Sólo entonces movió ficha Parreira, y fue para volver precisamente a lo que antes había cambiado: introdujo a Adriano por Juninho, y devolvió a Ronaldinho al centro del campo. Ni sus propios jugadores creyeron en el cambio.

Zidane ya era casi el del '98, Henry se bastaba solo para hacer temblar a toda la defensa amarilla y Ribery ganaba en carrera incluso a Roberto Carlos. Los brasileños perdieron hasta los papeles. Gary Lineker afirma que el fútbol es juego donde siempre gana Alemania. Los brasileños no piensan lo mismo. Ellos creen que siempre ganan los franceses.

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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