De uno y otro lado, fueron los personajes más importantes con los que se encontraron las cámaras fuera del campo de juego. En un partido bautizado como "final anticipada", hubo una verdadera lucha entre dos 'mascotas'. ¿Quiénes la libraron? La canciller alemana Angela Merkel y Diego Maradona. Varios duelos se libraron en la tarde de ayer. Dentro de la cancha, en las calles, las tribunas y en los medios. En el Olímpico de Berlín se encontraron, cara a cara, la hinchada con las mejores canciones del Mundial, la argentina, y la que quiere aprender a cantar, recién liberada de su rigidez, la alemana. El "¡Vamos, vamos, Argentina!" fue más visitante que nunca, entonado por un "puñadito" de almas -cerca de tres mil- que destrozaron sus cuerdas vocales, para hacerle sombra a más de 70 mil alemanes. Durante el Mundial, Diego Armando fue el coronel de toda esa 'banda' que, en cada partido que jugó Argentina, fue en busca de una conquista, literalmente. El '10' fue el estandarte en la tribuna, alentó, gritó, insultó y montó su acostumbrado show. Sin embargo, ayer estuvo ausente, dicen que como gesto de protesta aunque no se supo por qué. Los muchachos de Klinsmann no tuvieron una mascota tan vistosa como los "Peke-Boys" y tampoco sonó tan bien la característica canción "Ohne Holland, wir fahren nach Berlín" -"Vamos a Berlín sin Holanda", esa melodía que estimula a los alemanes y se burla de sus vecinos holandeses. Su "mascota" no fue ni más ni menos que su máxima figura gubernamental. Angela Merkel hizo un gran esfuerzo por demostrar que sabe algo de fútbol y, por más tesón que le puso, no logró eclipsar la imagen de ferviente futbolero de su antecesor Gerhard Schröder.Merkel no jugó de niña al fútbol en la calle -era nula en deportes-, al contrario que Diego y el ex-canciller. Ya es una anécdota inolvidable la tarde en que ella dibujó sobre un papel el esquema de un off side para demostrarle a los periodistas del popular diario "Bild" que entiende en la materia, pero fue poco creíble. De todas formas, siempre estuvo ahí, en el palco, aplaudiendo, sufriendo y alentando. Con esta imagen es que se acercó un poco más al pueblo, y comenzó a suavizar esa imagen de mujer de sangre fría que la precedía. Su estilo y raíces no son las de un Maradona, pero si algo comparte con éste es la ausencia de complejos. (EFE) |