| Con el Mundial, el interés de los gays por el fútbol creció. Muchos de ellos lo practican en su tiempo libre o siguen los partidos en clubes de aficionados como el "Hertha Junxx", de Berlín. Sin embargo, entre los futbolistas profesionales la homosexualidad sigue siendo un tabú, señaló Corny Littman, presidente del club St. Pauli y abiertamente homosexual. El fútbol es uno de los últimos bastiones en los que nin-gún hombre se atreve a confe-sar su amor por otro hombre. Igual, la fiebre mundialista atrapa a todos. En Berlín hay un punto de reunión en el que on-dea la bandera del arco iris, símbolo de la comunidad homosexual. En el cine "Kino International", gays y lesbianas también ven los partidos. El futbolista aficionado berlinés Helge, del club "Vorspiel", no le da importancia a ver el Mundial con otros gays. Sólo le importa el deporte. "Jugamos al fútbol. No jugamos en polleras y nos pegamos patadas", señaló Helge. En la liga amateur en la que juega el "Vorspiel", pocas veces Helge sintió prejuicios. En la política hubo varias "salidas del armario", pero el fútbol profesional es diferente. Los abrazos y besos sólo se permiten en la cancha. Un caso triste es el del inglés Justin Fashanu, quien en 1998 se suicidó luego de confirmar su homosexualidad. Algo parece claro, Fashanu no puede ser el único futbolista gay. Se estima que al menos un cinco por ciento de todos los hombres son homosexuales. Cuántos trabajan en el fútbol profesional es una incógnita. Corny Littmann está convencido que en la Bundesliga hay homosexuales, pero no cree que en el futuro algún futbolista alemán salga del armario. Por lo tanto, seguirá siendo de los pocos que coquetean con su preferencia sexual en el ambiente del fútbol profesional. Eso sí, el fútbol se lo toma en serio. "Soy tan fiel a mi club como infiel soy a mis amantes", señaló en una ocasión el presidente del St. Pauli. | 
