Muchas de las cientos de cámaras se posarán sobre sus movimientos. Ellos serán los símbolos futbolísticos de las dos potencias que se cruzarán en el estadio Olímpico de Berlín. Michael Ballack y Juan Román Riquelme mantendrán un duelo tácito, el de los talentosos, el de los encargados de generar juego. Sólo habrá un ganador, y ellos tendrán mucho que ver en el resultado final. El día y la noche desde lo táctico, pero simbolizan para sus equipos lo mismo. En el seno del cuerpo técnico de Jürgen Klinsmann hay una certeza, y es que deberán maniatar a Riquelme para no sufrir. El encargado de hacerlo, de acuerdo a las especulaciones, será Torsten Frings, sindicado hasta el momento como el mejor 5 del campeonato. Del éxito en su tarea depende en buena manera el destino de los locales. Claro, no estará solo, porque la fórmula germana será encerrar a Juan Román en una doble marca -mucho tendrás que ver Ballack ahí- y no dejarlo avanzar hasta donde el "Torero" se torna determinante. Riquelme es el comandante de una avanzada que goza con la tenencia del balón, los pases cortos, la precisión y la aceleración en el momento indicado. Es ahí donde Pekerman necesita que el "10" sea filoso, cortante: cuando le gana las espaldas a los volantes centrales y mete sus habilitaciones quirúrgicas. El creativo del Villarreal, amado y odiado casi en la misma dosis, es uno de los pocos jugadores que tiene la camiseta titular asegurada. Pekerman adora su juego y está convencido que aparecerá en este tipo de partidos, cuando más se lo necesita. Riquelme viene haciendo un Mundial con intermitencias, y las estadísticas lo corroboran: no convirtió goles, metió tres asistencias y pateó ocho veces en cuatro partidos, pero sólo dos tuvieron destino de arco. El juego de Ballack no tiene nada que ver con los movimientos armoniosos y cansinos del argentino. El "13" de Klinsmann nada tiene que ver con el típico generador de juego, sino que divide sus funciones de acuerdo a las necesidades de su equipo. Cuando defiende se para como una especie de doble 5, junto a Frings, y corre codo a codo por la recuperación del balón. Y cuando Alemania se mete en terreno ajeno escala muchos metros y se convierte en el abanderado de esos ataques. Ballack se mueve con inteligencia en el campo y generalmente logra zafarse de las marcas. Además, tiene una muy buena pegada de media distancia y basta con ver que en tres partidos disparó 16 veces y seis de ellas tuvieron destino de arco. También es el dueño de la pausa y de las habilitaciones para los peligrosos Klose y Podolski. Dentro del mundillo de los dotados, Ballack está muy lejos de Riquelme, pero suple esa diferencia con inteligencia, entrega y carisma. Hoy se las verá mano a mano con Javier Mascherano, promesa de gran duelo. |