Lo dijo el uruguayo Víctor Hugo. Es una lástima que estas dos selecciones se crucen en cuartos de final. Una lástima porque se enfrentarán los dos mejores equipos del campeonato, los más ofensivos, los que más propusieron. Una lástima porque una de las dos se despedirá de la Copa y en Alemania quedará un gran vacío. Hoy, a las 12 de nuestro país, Alemania y Argentina se enfrentarán en un partido a todo o nada; los dos irán en busca de un pase a semis en un cotejo con aroma a final. Mucha historia habrá en este choque en el que la selección de Pekerman será más visitante que nunca, ya que tendrá a favor 2.500 argentinos y en contra 71 mil alemanes. Además de jugarse en el Olímpico, un estadio que supo ser parte de la propaganda del régimen nazi, cobijará en sus brazos un clásico que en la historia tiene dos finales mundialistas: la del '86, que quedó en manos del equipo de Bilardo, y la del 90, con revancha para la selección de Beckembauer. Este partido tiene poco que ver con esos antecedentes. Al choque, que arbitrará el cuestionado eslovaco Lubos Michel, llegan con favoritismo repartido Porque ambos clasificaron a octavos primeros y sin problemas, aunque el equipo de Jürgen haya pasado a cuartos más cómodo. Ninguno de los dos técnicos, ni Klinsmann ni Pekerman, confirmaron los equipos. Del alemán es previsible que no realizará cambios. Las incógnitas están por el lado de los visitantes. Pekerman extendió el misterio hasta hoy, y las dudas continúan siendo Lucho González o Esteban Cambiasso y en el sector derecho de la defensa. Hay una incógnita: ¿Pesará la localía? En el búnker argentino juran que no. Y antecedentes a favor son los que sobran. No hay que olvidar aquella tropa de "soldados" maltrechos que hace 16 años enmudecieron el San Paolo de Nápoles al dejar afuera a los locales en definición por penales. |